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Resulta queridos lectores que este relato contiene datos que han sido modificados y no se apartan de la autenticidad de los hechos.
Todo comienza desde el colegio, cuando cursaba el último año escolar, la institución educativa de la que soy egresado es de orden masculino solamente, con una educación de calidad muy superior con formación católica muy fuerte, disciplina mucho mayor que la del carácter militar.
Sucedió que se programó el día de la familia como se hacía cada año, solo que en este último encuentro conocería a la protagonista de este relato: Leydi Rodríguez, la hermana mayor de mi compañero de grupo, pero cuando digo mayor es porque solo le llevaba un año a su hermano, mejor dicho, ella de 18 y él de 17.
Nos graduamos y el tiempo pasó, hasta que cierto día mientras diligenciaba el pasaporte me la encontré de frente en la mitad de la plazoleta de la alpujarra, recuerdo que estaba vestida con una falda como de colores que resaltaban las caderas y una blusa negra manga sisa escotada que resaltaba el tamaño de su apetitoso busto talla 36. Sentí la alegría propia de verla y preguntar por su hermano a quien no veía desde la graduación, eran como las diez de la mañana de un miércoles, el día estaba soleado y con ese ambiente que rodea a Medellín cuando se avecina la feria de las flores.
Conversamos un rato y caminamos hasta llegar a un café donde nos sentamos hasta que fue la hora del almuerzo, ese encuentro se convirtió en algo muy fuerte de mucha intensidad, porque los dos comenzamos a charlar acerca de las experiencias vividas en el colegio con las novias de turno, cómo había sido nuestra primera vez, los gustos y atracciones por ciertas personas. Leydi en esa época era una mujer delgada con un rostro simpático y una voz que fácilmente te calentaba al escucharla incluso por el teléfono.
Luego de una breve pausa me dijo algo de forma sorprendente que me hizo reconsiderar aquel encuentro: -Santi, hay una cosa que desde que te conozco yo te he querido decir y es que vos me gustás, pero si no te lo digo ahora quien sabe cuando, yo te he deseado tanto que tal vez por eso fue que hoy nos encontramos y contigo no siento miedo de nada, no me importa que pasen las cosas mas raras entre vos y yo-. Ante aquel halago yo le respondí con una sonrisa de agradecimiento y admiración por ser tan sincera a lo que ella replicó: “si vés? Vos tenés la culpa de que yo me ponga así, vos sos demasiado caballero, cariñoso, macho y tierno, vos sos tan sencillo que la que se complica soy yo”.
Para no pasar por descortés me acerqué a ella y la abracé completica por su fisionomía delgada, acto seguido nos besamos sintiendo las ganas el uno del otro. Tomamos un taxi con destino a un motel que había cerca de buen prestigio, ya eran como las tres de la tarde. La administradora nos preguntó qué habitación deseábamos y le dije que una especial (bañera, turco, sauna, jacuzzi, luces, etc.) a un precio razonable por ser mitad de semana. Entramos a la habitación y solo me acorde de cerrar la puerta con seguro. Nos besábamos sin parar y yo aprovechaba para tocarla por todas partes la cogí de espaldas subiéndole la falda para ver su culo al aire y restregarle el miembro, parecía como si esta mujer anduviera siempre lista, porque la tanga era de color negro de esas que puedes desamarrar de ambos lados, yo solo afloje un ladito y sentí que cayeron muy despacio entre las piernas.
Ella solo daba pequeños gemidos de placer al estar en una posición extraña en la silla del amor; comencé entonces a masajear su clítoris con mis dedos hasta llegar a ese punto donde la gran mayoría de mujeres se reúsan a ser tocadas por temor a explotar. La torturé de esa manera un buen rato mientras yo hacia maromas para quitarme la ropa, la cargué como una bebé hasta la cama acomodándose boca arriba en posición de 69 para chuparme la verga que estaba mojada. Les digo que el sexo oral de Leydi es tan rico que te lame todo el pene en su totalidad y lanza pequeños mordiscos al escroto para dominar un poco la situación. Yo por mi lado, me concentraba en recibir el placer que aquel encuentro casual me proporcionaba.
Rápidamente cambiamos de posición haciéndose en cuatro para penetrarla por primera vez; bombeé un rato largo y seguido porque entre mas le daba, mas gritaba de placer. Le pedí que se acostara boca abajo en la posición que estábamos, yo quedé en una posición muy cómoda de rodillas entre sentado, justo para aplicarle con todo furor mis duras envestidas. Me calmé un momento y me dijo susurrándome al oído mientras me chupaba el cuello: “esperaba me lo metieras por detrás”, yo lo ví como algo muy normal pero pensaba que era en verdad un voltaje alto, le dije que se lo hacía si me dejaba tratarla mal, y la respuesta fue mejor, es que para eso estoy contigo.
Nos dábamos descansos como para no terminar pronto y prolongar esa experiencia lo mas lento que fuera posible, entramos al turco y ella se sentó sobre mi verga parada, esa sensación de calor, sudor y desespero sexual se confunden con las manoseadas de vagina mojada, tetas duras y gritos de auxilio por exceso de pasión.
De regreso en la cama solo le daba palmadas en seco en la nalga diciéndole que era mi perra, le hale el cabello para pegarle nuevamente, ella me dijo, soy tu puta, dame duro papi. Durante el juego se me salió y por el desespero por penetrarla se la metí en el ano sin mediar palabra ni lubricar, el grito fue tan placentero como su lagrima, me asuste, me detuve para preguntarle que le pasaba, me dijo sigue maldito perro que quiero acabar, ya con el pulso muy acelerado asenté con fuerza mis ultimas envestidas para liberar tun choro grande de semen en su adorable culo. Quedamos cansados, listos para la ducha en la bañera donde yo me masturbé para ella mientras me chupaba los huevos, no tardé mucho en terminar y rociarle la cara con mi leche.
Eran ya las seis de la tarde y los dos teníamos llamadas perdidas de distintas personas, nos vestimos, la lleve hasta la casa y hasta el día de hoy espero encontrarla solo con el objetivo de revivir y agregarle mas emoción al encuentro.
Espero que haya sido de su agrado y completo erotismo, agradezco sus comentarios o posibles encuentros. Disfruten de la sexualidad.