
Compartir en:
Ayer hablaba con un amigo (kamy) que conocía acá en guía, y me hizo pensar un poco sobre lo diferentes que vemos algunos conceptos como puta, grilla o loba (o cualquier otro semejante). Estos conceptos tienen connotaciones tan variados como los ojos desde donde se mire. Los podemos ver con tranquilidad o con prejuicio, incluso lo usamos con un tinte despectivo en muchos casos, yo lo he hecho, lo admito. Yo le dicho grillas a muchas chicas que veo por ahí por la forma como se visten o se comportan. Pero si lo aplico a mi caso, seguro muchos piensan que soy una niña buena porque trabajo todos los días y remato con una dura jornada en la Universidad, o me ven como una niña de la casa porque en mi casa no tienen idea de muchas cosas que he hecho. Ahora bien, si le preguntas a algunos de mis amigos, pensarán que soy una grilla porque, por ejemplo, el fin de semana pasado use un vestido blanco muy corto, levemente transparente que dejaba ver un poco la diminuta tanga que llevaba puesta, que algunos tocaban mientras bailábamos y de manera disimulada intentaban subirme el vestido. Igual si le preguntas a mis mejores amigas, seguro dirán que soy una loca y bien puta, porque en una finca, en plan chicas, luego de jugar un rato y hablar temas de chicas, termine desnuda con mi nalguita bien parada, con el extremo de un juguete muy largo metido en mi vagina muy húmeda, y en el otro extremo del juguete, estaba otra chica en la misma posición, mientras nos penetrábamos mutuamente al ritmo de nuestras caderas chocando, gemidos, sudor y miradas de sorpresa de las demás. Por otra parte si le preguntan a alguno chicos que me son cercanos, dirán que soy una perra porque me han podido ver desnuda mientras me bronceo en un balcón cerca a la playa, o en una finca, luego de pagar una penitencia de bailar sexy, terminé desnuda, acostada en un sofá y tuve sexo con 4 chicos, quienes me penetraron de forma agresiva y uno tras otro, para luego venirse en encima de mí. Y ni imaginarse si le preguntan al “proveedor” (luego les cuento quién es él), que seguro dirá a boca llena: “es mi putica!”
En fin, es seguro que tengo muchas situaciones en las cuales me tomarían como puta o niña buena, igual, ambas me gustan.