Me llamo Sofía, soy una lolita prepago y esta es mi historia:

Soy una mujer joven, atractiva, buen cuerpo, buen culo, buenos senos, de vestir y hablar bien que encaja dentro de las mujeres prepago como una “lolita”.

Cierto día me contacto un cliente para que le hiciera un domicilio en su casa, cuadramos el servicio a primera hora del siguiente día, no le vi inconveniente ya que hay hombre que les gusta echarse un polvo antes de salir a trabajar.

Ese día Bogotá lucia diferente, el sol brillaba desde temprano, las calles extrañamente no estaban tan congestionadas como habitualmente lo están, es permitió que llegara a mi cita temprano.

El lugar era en un sector exclusivo del norte, un conjunto residencial que desde afuera se veía que en su interior era bastante bonito.

Me anuncie en la portería, y no tardo el portero en hacerme seguir.

Al entrar a la casa me estaba esperando un tipo delgado, bajito, tal vez tendría unos 55 años o algo así, la verdad físicamente poco agradable. durante la conversación de presentación note que la casa estaba sola, pero parcia que vivía con más personas.

Me pidió que fuéramos al segundo piso, y mientras subíamos las escaleras empezó a tocarme el culo; normalmente no le pongo problema a que los clientes me lo toquen, ya que lo tengo bastante parado y lindo, pero él era demasiado brusco al hacerlo y me apretaba las nalgas como quien ordeña una vaca, así que me toco parar en el descanso de la escalera y decirle:

-oye, por favor se me vas a coger la cola hazlo con cariño, me estas lastimando.

El tipo bajo la mirada, tal vez porque no se esperaba que le hiciera ese reclamo.

Llegamos a la habitación y mientras me cambiaba, note que las paredes estaban llenas de cuadros e imágenes religiosas, Ángeles, arcángeles, vírgenes, santos, camándulas y hasta una imagen de Jesús hacían parte de la decoración de las paredes. Sobre las mesas de noche había imágenes de santos que nunca había visto.

Debo confesar que toda esa atmosfera me abrumaba, pero ya estaba ahí y no podía devolver el tiempo.

Me acosté en la cama esperado a que el cliente entrar en ella, se quitó el pantalón y la camisa quedando en camiseta y bóxer, pensé que se iba a acostar al lado mío, pero se quedó de pie frente a la cama y desde ahí me dijo:

-ven y me lo mamas.

Me levante de la cama para ir a mamárselo, aunque no me pareció normal que me pidiera sexo oral tan pronto ya que los hombres siempre empiezan a tocarme los senos y el culo o piden trato de novia con besos.

Me arrodillé, y empecé a bajarle lo bóxer cuando de repente salió una verga enorme, nunca en mi vida había visto algo tan grande, tanto así que tuve que cogerla a dos manos para poderla mamar.

No tardó mucho en ponerse esa vaina dura y ahí si fue que el asunto se puso más complicado, este loco me cogió de la cabeza y pretendía metérmela toda, lo que producía que hiciera arcadas y ganas de vomitar. Dure mamándosela un buen rato, pero me sentía pecadora con todas esas imágenes viéndonos, pero a este tipo no le importaba ya que solo lo escuchaba que me decía:

-así, así, abre más la boca mi perrita, sigue mamándolo que ya siento que me vengo.

Termine de mamárselo, me levante para invitarlo a la cama y mientras le quitaba la camiseta me di cuenta que tenía el pecho algo descolgado, la palabra tonificado carecía de toda validez en este hombre, parecía que tuviese más senos que yo, pero untado un dedo untada toda la mano.

Me acosté en la cama y me dijo que quería hacerme sexo oral, así que abrí las piernas para dejar que me diera lengua.

Empezó a darme lengua de manera desordenada, me lamia por todos lados, al verlo parecía un perro cuando toma agua, no lograba concentrarme para a menos disfrutar del sexo oral que me estaba dando, así que preferí mirar hacia el techo.

Solo lo escuchaba hablar en voz alta:

-mamacita, que rica la tienes, eres mi perrita favorita.

En ese punto ya me estaba desconectado de la situación y solo atinaba a ver los cuadros de Jesus diciendo en mi mente “que hombre tan cristiano”

Jajajaja sentía muchas ganas de soltar la carcajada al tiempo que iba sintiéndome más pecadora que nunca.

Al terminar de darme sexo oral me lo empezó a meter muy duro, y tuve que decirlo.

-dame suave que me estas lastimando

Pero este hombre no parecía entender razones, más duro me daba, lo único que se me ocurrió para que no me la metiera toda era hacerle fuerza con mis manos en la cadera para que este hijueputa no me traspasara.

Le dije que cambiáramos de posición porque me estaba acabando a física verga, me puse en cuatro y la solución fue peor que el problema, sentía mas dolor que placer, las imágenes de todos los santos me veían con ojos inquisidores, como si se tratara de un exorcismo por ser prepago.

Por fin se vino, y al hacerlo me dijo que aún quedaba tiempo, que me quería dar por el culo.

-sofí tienes un culo delicioso, déjame metértelo, te aseguro que no te vas a arrepentir.

Hello? WTF? ¡que alguien me ayude! Pensaba para mí.

jajajaja este tipo está muy tostado si pensaba que le iba a decir que si, después de ese tren de verga tan horrible que me había dado.

Este tipo el ver que me negué, se alteró poniéndose bastante brusco, me cogió de los brazos y me estrujaba mientras me decía:

-dale Sofía, dame culito, o quieres que te ruegue!

Incluso me dijo que me iba a dar mucho más dinero por ese servicio adicional, pero la verdad para ese momento yo estaba asustada pensando en que momento este loco me viola o me deja encerrada.

En este trabajo hay que ser agiles mentalmente y en momentos como este hay que tener calma y no dejarse ganar de la situación, así que me relaje, y empecé a tranquilizarlo para que no se alterara más, cuando me soltó se acostó en la cama, me senté sobre la verga y empecé a  cabalgarlo, pero seguía con el tema de darle por el culo, yo le llevaba la idea pero cada vez era más insistente hasta se me ocurrió decirle lo siguiente:

-mira, tu sabes que el ano es algo sagrado, que no lo tocamos los cristianos.

Dejo de moverse, de chuparme las tetas y me dijo:

-tienes razón, bájate y vístete.

No podía creer lo que escuchaba, incluso estuve a punto de cagarme de la risa de la excusa que le había dicho. Me vestí rápido recogí mis cosas, me despedí cariñosamente como suelo hacerlo y salí como alma que lleva el diablo dejando atrás este oscuro personaje al cual lo recuerdo como uno de esos viejos súper creyentes que van a misa todos los domingos, per que durante toda la semana comparten su tiempo con prepagos.