Tengo que admitirlo, las veces que he logrado algún encuentro sexual, no ha sido por medio de esta página.  Acá me faltan las fotos que es un requisito indispensable para que una mujer te conteste un mensaje, yo las considero sumamente privadas y reservadas para compartirlas en este mar de información, donde una persona hasta en la China, puede verte. Pero afortunadamente en otras páginas, que precisamente no están dedicadas a los encuentros sexuales, he encontrado lo que busco acá.  Esta es la historia de una mujer muy particular que conocí en LatinChat en el mes de marzo. 

Cuando hablé por primera vez con ella, le manifesté lo incómodo que era conectarse en estos chats, que cientos de hombres le hablaban de su miembro viril y le pedían a ella que le mostrara sus tetas.  Ella apenas se reía en los mensajes.  Con eso iniciamos y luego de unas horas de conversación, terminamos hablando por el Whastapp, intercambiando algunos audios. 

Ella, que se va llamar Erika en este escrito, es una joven de 24 años,  vive en un municipio cercano a la fría capital, ella se  dedica trabajar y estudiar. Erika pasaba por una etapa de su vida en la que había terminado una relación amorosa de varios años y no quería saber nada del amor ni de relaciones, pero quería vivir nuevas experiencias.  Yo, que me considero buen conversador e interesante, logré persuadirla para que viviera esas nuevas experiencias conmigo (a modo de chiste) y luego de unas decenas de audios más, terminamos intercambiando fotos de nuestros cuerpos y decidimos utilizar la cámara frontal para vernos por primera vez.  Fue un show espectacular,  Erika  bajaba la mano lentamente, empezando con sus dedos por los labios rojos carmesí, tirándolos hacia abajo dejando ver sus dientes con brakets,  luego los mordía y se reía; enfocaba nuevamente su cara, me guiñaba un ojo y se reía. Parecía una experta en lo que hacía, yo estaba anonadado, quieto, caliente, con una erección sobrenatural, sabía que si intentaba masturbarme iba a eyacular rápidamente, me guardé un poco más.   

Erika bajaba la mano lentamente por su cuello y la detuvo en los senos. Tenía una sostén de esos que se desajustan por delante, eran negros, se los quitó con una mano, pero no los dejó caer, los sustuvo y me pidió que le hablara con mi acento paisa, que le hablara como un montañero " e ave maría, que rico mi amor" y que luego de escucharme dejaría que le viera sus senos. Yo como perro obediente lo hice y ella se comenzó a reír, me dijo "Qué rico como hablas" dejó caer su sostén y pude ver sus senos, eran jóvenes y firmes, pulidos, delicados, su pezón era moreno, solo podía imaginar teniéndolos en mi boca, dentro de mi nariz, en mis oídos, mi ano... eyaculando sobre ellos...  Ahí eyaculé la primera vez, y se lo confesé y me pidió que le mostrara.  Recuerdo que todo el semen estaba sobre mi abdomen, pero la erección aún no se perdía y ella lo notó pero me dijo:

- Al parecer ya terminaste y yo ni he empezado.  Aunque parece ser que aguantas un poco más - y se comenzó a reír.   Yo apenas escuché eso, sentí como el corazón bombeaba sangre al pene, cosa que lo hizo poner duro.   Mientras yo hablaba acerca de lo que quería hacerle, ella se movía y se ponía en varias poses,  aún tenía sus cacheteros puestos, me confesó que le gustaba cómo se veía a través de la cámara frontal: me mostraba sus piernas, la forma de su cintura, hasta en cuatro se llegó a poner.   Erika se tomó nuevamente en la misma posición que tenía cuando apenas mostraba sus senos y continúo bajando la mano como quién continua una plana, desde el lugar en el que había terminado,  volvió a mirarse a través del cel, se corrió la ropa interior y comenzó a tocarse, ahí volví a eyacular. 

Erika se desconectó intempestivamente y me hizo una llamada, me dijo esto:

-Tú no estás acá para hacerme sentir un orgasmo, espero que te hayas animado a venir a terminar esto que empezamos.     

El próximo relato, será acerca del viaje que hice solo para terminar ese encuentro