Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

La Carta

S,

Leerás esto como lees todo lo que escribo para ti, aunque tu nombre no aparezca.

Lo leerás, lo sé. Llegaré a ti, una vez más, en esta forma tan mía de ahogar la lujuria en letras, y evocando tu mirada sostenida en la mía me ahogaré en el recuerdo del placer que causan tus manos, perderé el aire en el sabor de tu falo erecto en mi boca, se ahogará mi placer en un orgasmo solitario convertido en un grito contenido. Llegaré a ti de este modo, hecha palabras negras, esperando que tú llegues a mí hecho una ráfaga blanca y salada en mis labios.

Disculparás que cambie el formato acostumbrado de estos escritos, normalmente mi mente ubica una cámara imaginaria en tu habitación y luego, las noches en que más te extraño, se proyectan las imágenes en mi mente una y otra vez mientras mis manos tratan de suplir tu ausencia. Perdóname que hoy te hable a ti, sin los filtros de la ficción, a ti que confesaste el placer que te genera leerme. Perdóname pero hoy no tuve otra opción.

Cuando empecé a escribir nuestro último encuentro, mi cuerpo se alteró como nunca antes. Quizás, una suma del recuerdo con la imaginación, o volver a escuchar ese mensaje de voz donde resumías tus deseos conmigo a “una escena porno” alteraron mis sentidos de tal modo que la imagen de estar de píe en frente tuyo, con tus manos sosteniendo con firmeza mi cintura mientras disfrutaba del movimiento de tu cadera, fuerte, tan fuerte como para obligarme a apoyarme contra una pared y morder mis labios, no me dejó continuar.

O, tal vez, fue el recuerdo de tu último orgasmo junto a mí: te recordé masturbándote mientras mi lengua jugaba con tu glande y tus testículos, con ganas infinitas de llegar y la imposibilidad de hacerlo. Recuerdo alejarme un poco y mirarte, sólo mirarte, y que tu silencio y tus ojos me dijeran “no pares”, entonces volver de nuevo y pensar en quién sentiría más placer ante el orgasmo venidero, para luego entender que no importaba, que para los dos sería la gloria y continuar, ocuparme de saborear el momento mientras te miraba disfrutar. Un sabor ligero y, de golpe, tus ojos cerrados, tu espada ligeramente arqueada, tu suspiro y la gloria en mi boca.

Sí, quizás fue eso, un conjunto perfecto de imágenes que, sin esperarlo, mojaron a chorros la cara interna de mis muslos y endurecieron mis pezones al punto de no dejarme escribir más. Tuve que detenerme y tomar aire, servir café, prender un cigarrillo, salir al balcón, inhalar y continuar. Te confieso un secreto, cada vez que escribo es común que las ganas de tenerte cerca me invadan. En mi mente una ruleta de posibilidades placenteras rueda y agradezco estos veintitantos que nos permiten tener fuerza y tiempo para ir cumpliendo uno a uno los deseos que habitan en las casillas. Y aunque muero un poco, de manera deliciosa, por nombrarte mientras llego a un orgasmo solitario, tengo prohibido masturbarme; y aunque no lo creas, estas letras que lees cada tanto son fruto de un esfuerzo físico y mental inmenso: toda esta humedad, este deseo, este querer tenerte encima inmovilizándome mientras me penetras… se tiene que volver palabra.

… Y no siempre lo logro, confieso.

Estoy empeñada en terminar de escribir esta carta por una razón más que fuerte: hemos fabricado un ritual que para mí es inexplicablemente placentero, mejor de lo que alguna vez pude soñar. Contigo y por ti hago dos de las tres cosas que más disfruto en el mundo, escribir y tener sexo: se juntan, se separan, se ponen en un papel y sobre la cama. Vivo tres veces lo electrificante de tus besos y caricias, las maravillas que hace tu cuerpo: cuando estamos juntos, cumpliendo la premisa de ‘sexo sin límites’, cuando se vuelven palabras y el recuerdo intacto viene a mi memoria para quedarse aquí y, por último, cuando al terminar de escribir es mi mano y el anhelo de que estés cerca quien recibe los chorros de humedad y todo mi placer.

Me desconecto de mí y me quedo mirando fijamente una luz entre las nubes mientras pienso en cómo saber cada uno de tus deseos y cumplirlos, mientras enlisto mentalmente los míos y pienso cómo has transformado en estos meses lo carnal en poesía, cómo se han erradicado mis prejuicios ante ti. En esta libertad tan lúbrica.

Te imagino debajo de mí, con mis manos apoyadas en tu pecho, mientras muevo mi cadera a mi antojo, mientras subo y bajo y dibujo círculos con tu pene adentro mío. Imagino tus manos en mi cola, dándome algunas nalgadas deliciosas que conjugan perfectamente el dolor y el placer. Te imagino ahí, mirándome fijamente mientras disfruto y muerdo mis labios, escucho tu voz llamando a algún dios mientras yo trato de que tu verga entre lo más profundo posible para sentirte hasta el fondo.  

Cierro los ojos y me parece sentir la pared fría en la espalda y mis piernas rodeando tu cintura. Siento tus manos apretando con fuerza mi cola mientras te mueves, primero muy lento, metiéndola lo más profundo posible para, progresivamente, aumentar la velocidad y llevarme en ese ritmo tan tuyo al cielo y el infierno al mismo tiempo. Mis manos rodean tu espalda y al oído te susurro que no pares nunca, que cuando me quieras seré tuya.

Escribo esto y tiemblo, las manos, las piernas, los labios… es que tu recuerdo es tan vívido, es que la necesidad de ti se vuelve tan intensa a cada minuto y cada letra de esta carta que, sólo pienso en el sabor glorioso que explota en mi boca cuando llegas. No me canso de repetirlo, amo el sabor de tu semen, amo tus orgasmos en mi boca.

Tiemblo. Te quiero aquí y ahora. Sintiendo tu respiración en mi nuca mientras me la metes en cuatro y escucho tu mano golpeándome las nalgas y anhelo, justo antes de llegar al orgasmo, despertarme con la huella de tus dedos grabada sobre mi piel…

Ahora imagino que te tocas y que, quizás, tu orgasmo también lleve mi nombre; si es así, házmelo saber… compensará, de alguna manera, todas las veces que luego de retener el aire y arquear la espalda ante el mundo detenido por un orgasmo, yo pronuncié el tuyo.

Ya te extraño,

M.

metalera

Soy mujer heterosexual

visitas: 971
Categoria: Poesía erótica
Fecha de Publicación: 2017-04-01 09:04:00
Más Relatos Por Metalera
Compartir en:

1 Comentario

tu relato es muy visual y lleva muchos lugares comunes, gracias or hacerme suspirar con tus palabras.

2018-05-16 17:14:40