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De la vergüenza a su verga. (la continuación de mi primer voyeur.)

Este relato inicia cuando el hombre de mi vida me sorprende mientras me autoflajelo con los dedos en un desespero por terminar mi excitación voyerista, es la vergüenza más grande que he vivido hasta ahora.

Estaba en shock viendo como ese hombre me observa con esos ojos vidriosos grandes de sorpresa y al bajar le veo ese pene duro sobresalir del pantalón de baño y lo único que se me viene a la cabeza es pensar que él es lo único que quiero que me llene ahora, así que me levanto muy despacio y me acerco en cuatro patas a él con una mirada seductora viendo como el cambia de semblante y aunque sé que está tomado le agarro el pantalón y se lo bajo.

Tengo que decirles él es todo lo que había esperado allí abajo, largo, grueso, con la curvatura exacta para llegar al punto exacto dentro de mí, con una cabeza roma deliciosa rosada y con una gotita de leche sabrosa en la punta, se me hacia la boca agua solo de verla, ya quiero saborearla, tragarme todo eso y sentirlo hasta lo más profunda de mi boca y de mi húmedo coño, que por el orgasmo anterior está latiendo fuerte y me duele demasiado por él.

Sin mediar palabra le agarré el miembro con una mano, y quedé sorprendida porque una cosa es verlo y otra tocarlo, mis dedos no se tocan de lo grueso que es y ya comienzo a considerar si el podrá caber dentro de mí, pero aunque sé que dolerá un poco no me importa, quiero esa gran verga dentro de mí y ya, así que lo meto dentro de mi boca sin quitarle jamás los ojos de encima, quiero que me vea darle la mamada de su vida, que vea como mi boca se cierra alrededor de su verga y como me encanta su sabor, él es salado y dulce, esa gótica de semen es deliciosa y no me basta con solo esa, me lo voy a chupar cual dulce de leche buscando que le salga hasta la última gota de semen.

Le estoy dando una mamada y el comienza a perder las fuerzas en las piernas así que pone la caja de cervezas en la mesa cercana y agarra con sus manos mi cabeza, me agarra fuerte, frota con sus dedos dentro de mi cabello, las caras de satisfacción que hacía me incentivaron a ser más osada; así que con mis dientes lo froto desde la base hasta la cabeza y al legar allí con mi lengua le doy golpes suaves en el glande y le chupo con ímpetu la cabeza del pene, ¡delicioso!, esa cabeza blanda y dura a la vez que parece una cereza grande me tiene loca y quiero chuparlo toda una vida.

Lo agarro con las dos manos y bombeo duro mientras con mis labios y la lengua juego con su punta, después lo meto nuevamente en mi boca y bajo despacio sin prisa para con la lengua masajearle la parte baja del pene y luego subir chupando fuerte y que al salir de mi boca haga ese “PLOP” erótico tan estremecedor.

Mi vagina pide auxilio quiero tenerlo dentro de mí y parece que el intuyera eso y me levanta con fuerza me apoya contra la pared y con sus manos fuertes me carga entre sus manos mientras nos besamos con desespero, no puedo creer que por fin este sucediendo, me estoy comiendo a “JO” y es lo más emocionante de mi vida, el me carga y frota su pene contra mi coño mojado, tiene mis piernas abiertas ante él, pues coloco mis rodillas en sus brazos mientras me sostiene con las manos en mi trasero, me lo aprieta tan duro, siento un dedo resbalarse por mi pequeño lugar prohibido, nadie nunca ha llegado hasta allí, de ninguna manera y ese dedo se siente tan rico, me roza de una manera tan suave tan íntima hasta que llega a mi ano, frota mis jugos, que con la posición que tengo se han resbalado hasta allá y con ayuda de esto hace que el dedo entre en mi pequeño culito; “¡no puedo más!”, tengo otro orgasmo apretando al dedo dentro de mí y mojando el pene que se frota contra mi vagina con movimiento vigorosos, duros, me duele mi vagina, ya quiero que sea llenada y esa verga hermosa encuentra su camino por hasta dentro de mí, entra un poco forzada, me duele un poco por la intrusión tan grande, pero me amoldé a él pronto y el gozo fue muy grande.

Eché mi cabeza hacia atrás; todo lo que este hombre me estaba haciendo se sentía tan bien que necesitaba un respiro, para poder sentirlo todo debo calmarme y disfrutar cada uno de sus actos, desde su dedo metido en mi ano el que cada vez estaba más adentro, su pene clavado fuertemente dentro de mi llegando hasta lo más profundo, su boca en mi cuello lamiendo sobre mis venas sintiendo el latir fuerte de mi corazón; no nos hemos dicho nada pero no importa, yo no quiero sus palabras, yo quiero solo su verga dentro de mí, lo único que quiero por ahora es sentir que somos uno y que me pueda satisfacer.

Me baja para cambiar de posición y me pone con las piernas abiertas y las manos encima de la mesa, bajo el cuerpo para quedar acostada boca abajo en la mesa y que mi culo redondeado, rojo por sus dedos, quede al aire mostrando toda mi humedad y a mi coñito rojo por su pene. Me da un golpe en la nalga, primero suave, me da tres golpes en cada nalga y roza los pliegues de mi vagina, luego me da tres golpes fuertes, abrazadores yo grito por la excitación, estoy a punto de venirme, me pongo de punticas para acercar mi coño a su pene para que me penetre y el vuelve a golpearme pero esta vez en mi entrepierna, duro, nunca pensé que el que me golpearan allí, sería tan extremo y me llegó al instante, mis fluidos salen en cantidades y el aprovecha para estimular mi clítoris y extender mi orgasmo, estoy tratando de contener mis gritos y para que no me escuche nadie él mete mis vestido de baño en la boca; puedo sentir y oler mi excitación en el.

Vuelve a golpearme en mi vagina y cuando no puedo llegar más allá de mis dedos en punta, me penetra duro y de una sola estocada, me tiene a su merced, me está clavando como si la vida se le fuera en eso, el jadea fuerte, puedo sentir las gotas de su sudor en mi espalda, mis rodillas seden y casi me caigo de la mesa pero él me sostiene con una mano y con su otra mano me estimula el clítoris, mientras me sigue dando estocadas con su duro pene, no puedo más me voy a llegar y aprieto mi vagina por el orgasmo, estehombre me ha dado el mejor clímax de mi vida; veo estrellas, fuegos artificiales y todo eso que la gente dice, es tan fuerte, que mi cuerpo se estremece en la mesa, puedo sentir el gruñido de él viniéndose dentro de mí, con esos chorros fuertes que puedo llegar a sentir en mi abdomen.

Después de ese fuerte orgasmo nos dejamos caer en el piso y no sé por qué, pierdo el conocimiento, lo más lamentable es que al despertarme no lo encuentro junto a mí, ya se había ido, sin una nota, sin decirme una palabra, solo me comió y se fue, lo que me trajo a la realidad y me recordó que no es mío.

Y yo que pensé que sería yo quien se lo comería a él.

Los de la oficina

Soy hombre heterosexual

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Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2019-02-19 14:24:51
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