Guía Cereza
Publicado hace 9 meses Categoría: Poesía erótica 500 Vistas
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Aprovechando el verano en la ciudad con el día tan cálido y despejado, llamo a la monita para que vayamos a dar una vuelta, teníamos ganas desde hace días visitar el museo de un pueblo y hoy era el día perfecto, quedamos en que la recogía a las 10 am. Me pongo un short y una camiseta, propio de un día de sol y montañas.

Salgo y la recojo en su apartamento, cuando sale a la calle con su falda blanca y blusa escotada amarilla, cabello suelto y sonrisa me da el presentimiento que la pasaremos, me bajo para abrirle la puerta pero la monita en vez de darme una abrazo, me regala un beso seguido con una sonrisa y me dice "Estamos listos para una nueva aventura". Nos subimos al carro, doy marcha y vamos viendo como cambia el panorama, de una ciudad ruidosa y caótica a unas montañas increíbles con total tranquilidad; vamos charlando de todo un poco, cantamos desentonados pero nos agrada, nos atraemos, nos deseamos... Lo sé por su mirada, por como me da besos en el cuello, por como se me acerca al oído para susurrarme.

Mientras nos alejamos de la ciudad y vemos menos autos, ponemos canciones menos fiesteras, se me ocurre una idea: pongo la canción Untitled(How Does it Feel) de D’Angelo, empiezo a acariciar su pierna y tomo su mano para ponerla sobre mí mientras la miro y le canto “How does it feel?”. Mientras tanto monita empieza a sentir un calor por todo su cuerpo, en especial su mano y sus partes íntimas, en ese momento el viento sopla fuerte alborotando su falda junto su cabello y una sonrisa pícara se refleja en su rostro. Introduzco mi mano bajo su falda y me doy cuenta que no lleva ropa interior y escucho una carcajada…

-Me pillaste, es que está haciendo mucho calor y quería sentirme fresca - me dice la monita.

• Si, está haciendo mucho calor y no por el sol - le respondo mientras río.

Siento un deseo de seguir subiendo mi mano derecha hacia sus partes íntimas, empiezo a acariciarla mientras manejo, bajo un poco la velocidad aprovechando que la carretera se encuentra sola. Mientras masajeo, la monita empieza a tirar su cabeza hacia atrás y abre sus piernas invitándome a que entre con mis dedos; se acaricia los senos y se mete los dedos a la boca, siente que su corazón se acelera, su piel se tensa por la sensación que está sintiendo, logro verla mordiendo sus labios e introduzco un dedo suavemente y empiezo a masajear con suavidad; Monita empieza a gemir y a decirme que le encanta, saco mi mano y empiezo acariciarle los senos, le pido que se quite el sostén y ella obediente lo hace, meto mi mano debajo de su blusa y siento sus pezones duros.

Luego de un rato, empiezo a bajarme el pantalón e invito a que monita se ponga juguetona mientras manejo y diviso el cielo azul con la soledad de las montañas…

Toma mi pene con su mano izquierda y con su mano derecha empieza a tocarse ella misma, no quiere bajar sus ganas y con un movimiento ligero, baja su cabeza y se pone mi pene en su boca, en ese instante pasa un carro pero no se percata de lo que está sucediendo, eso nos excita más, con mi mano derecha le tomo su cabeza y la guío para que vaya más rápido, su lengua pasa por mi pene, por mis testículos y me desconcentro por un momento, ella sonriente me dice que me dejará con las ganas hasta que lleguemos.

Llegamos al pueblo e inmediatamente buscamos un lugar para tomar algo, pedimos un vino italiano que tenían en el restaurante, Monita me tenía encendido, la deseaba, veía su rostro y su cuerpo, aún sin sostén y sus pezones resaltando sobre su blusa y a ella le gustaba que la vieran. Luego de comer algo y tomarnos una botella de vino, nos disponemos a ir al museo, era un museo de mediano tamaño donde mostraban ilustraciones antiguas, cuadros y obras de arte; ese día había poca gente dentro del museo porque afuera se celebraban las fiestas del pueblo.

Al entrar en la sala principal, nos sorprendió un impresionante cuadro ilustrativo del Amor i Psyche de Antonio Canova. Monita se detuvo frente admirando los cuerpos desnudos, al frente de todos, sin pudor ni pena. Yo me acerqué a ella, envolviendo su cintura con mi brazo, y me dice: 

- "Míralos, muchos ojos viéndolos y ellos sólo piensan en darse un beso desnudos, ¿Qué se sentirá?".

• Se debe sentir adrenalina - Le respondí mientras le mordía la oreja • ¿Esos podríamos ser nosotros?

Seguimos caminando, nos íbamos deteniendo en cada cuadro, compartiendo nuestros pensamientos y opiniones. Monita me señalaba detalles mientras que nuestros cuerpos se rozaban, y yo sentía un calor especial cada vez que nuestros ojos se encontraban. Monita se acercó a mí, y nuestros labios se encontraron en un beso suave.

Seguimos caminando, pero ahora nuestros besos eran más frecuentes. Nos deteníamos en cada rincón, cada esquina, cada obra de arte, para compartir un beso rápido. mi pene se acercaba a sus caderas, y nuestros corazones latían al unísono; nuevamente sus pezones se pusieron duros, vimos un rincón que tenía unas escaleras que subían a un piso oscuro, Monita con un movimiento rápido y mirando a todos los lados, me tomó de la mano y subimos sin despertar sospechas, yo me acerqué a ella, besándola con pasión. La poca luz, el sonido de los murmullos de las pocas personas abajo, nos dejaba un ambiente de peligro, nos besamos durante minutos, perdidos en nuestro propio mundo, Monita sin pensarlo dos veces me baja el pantalón y nuevamente empieza a hacerme un oral, esta vez con más vehemencia, casi se me escapa un gemido cuando pasa sus uñas por mi entrepierna y me besa los testículos.

Luego de eso, la levanto y le bajo la blusa, le beso y muerdo los pezones !Cómo me encanta mordérselos¡, ahora es mi turno de bajar, me meto debajo de su falda y empiezo a besarla, a pasarle la lengua por los labios inferiores, la siento mojada, ella me toma del pelo fuertemente y se tapa la boca, es señal que le gusta; yo sigo, la arrastro hasta una pared, ella me monta una pierna para que no me levante, yo sigo lamiendo, besando y dando mordiscos suaves, cada vez la siento más mojada, Monita con los senos al aire se los coge. Mientras tanto abajo nadie sabe lo que ocurre...

- !Métemela ya¡ te quiero sentir adentro.

Encontramos una silla y le pongo de espaldas a mi, Monita se sostiene de la silla y le doy una palmada, sonó más fuerte de lo que pensaba pero nadie se enteró, tomo mi pene y por última vez paso mi mano por su vagina para tocarle el clítoris, está muy duro, es hora de entrar.

Lentamente introduzco mi pene y a Monita se le escapa un gemido, en ese momento no nos interesa nada más que seguir, cuando estoy adentro del todo, siento todo su calor acumulado de todo el día, y empezamos nuestro momento, Monita vuelve a gemir más duro, así que le tapo la boca, pero ella me muerde los dedos, estamos desbordados de excitación, así duramos unos buenos minutos, cambiamos de posición, ahora yo me siento en la silla y Monita se sienta sobre mi, nos encanta esa posición, Monita cierra las piernas para sentir su vagina más estrecha, ella da saltos sobre mí, no puedo más, estamos a punto de estallar, cuando en un último movimiento, monita hace un squirt sobre mi, mi pene y mis piernas quedaron mojadas, pero ella no quería quedar así, así que tomó nuevamente mi pene con sus manos y su boca hasta que me vine en sus senos...

Finalmente, bajamos con los ojos brillantes y riendo. Salimos del museo, mano a mano, con la sensación que todo el mundo nos veía pero nadie decía nada... Como al Amor i Psyche de Antonio Canova.

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