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En la oscuridad, el silencio se enciende,
mi piel arde, una llama que no se contiende.
Te espero, lobo, mi sombra, mi deseo,
la luna es testigo de este anhelo intenso y feo.
Cada latido resuena, un eco de promesas,
mi cuerpo se estira, se ajusta, se expresa.
Tu figura acecha, un susurro en la bruma,
mis instintos gritan, mi pasión se despluma.
Ansiada presa, en esta noche de fuego,
mi corazón late, un atragantado juego.
Las garras de tu amor, tan afiladas y fuertes,
quiebran la calma, desatan mi suerte.
Devórame, lobo, y hazme tu caza,
siente cómo mi piel, en tu abrazo, se abraza.
Cada roce, un estremecimiento profundo,
mis cuerpos se encuentran, unidos en el mundo.
Quiero perderme en tus ojos feroces,
ser llevada a la locura, donde el deseo es voraz.
Profana mis límites, dibuja en mi piel,
la marca de tu amor, un hechizo cruel.
Besaré tus labios, dulces como la luna,
soy tuya esta noche, un viaje que se acuna.
Y cuando te acerques, la espera habrá muerto,
seré tu camino, tu presa en el puerto.
Haz de esta velada un recuerdo eterno,
donde el lobo se quede y el placer sea tierno.
Devórame en la noche, hasta el último suspiro,
soy tu amante, tu fuego, tu más oscuro giro.