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Esta es una historia que ocurrió hace unos cuantos meses. Soy un hombre separado de 55 años, con un buen trabajo desde casa y con muchas ganas de follar.
Todo comenzó cuando la vecina de arriba, una venezolana y su hija adolescente, tocaron a mi puerta. La señora era una mujer no muy bonita, pero si atractiva y siempre me habían llamado la atención sus pechos abundantes y su buen culo. Llevaba muy bien sus 50 y tantos años, ya nos habíamos visto en el ascensor, pero nuestra relación se limitaba a ser buenos vecinos. Les pregunte que podía hacer por ellas y la señora me pidió entrar y me explicaría todo, se sentaron en la sala y me comento que habían entregado el apartamento alquilado porque se regresaban a su país , pero que les habían llamado de la agencia de viajes para decirles que el vuelo seria tres días después , y que ella no podía pagar un hotel porque solo llevaba para los pasajes y alimentos del viaje.
Por supuesto pregunte como podía ayudarlas y ella me dijo que si podía darles posada por dos noches, que yo era el único que podía, por vivir solo y ser un vecino serio. Sus argumentos me convencieron y les dije que no había problema, pero que solo tenía un sofá y mi alcoba, pero que podía arreglármelas para que ellas durmieran en mi cama y yo en la sala.
La señora me agradeció y me pidió que le permitiera preparar el almuerzo para todos, otra cosa a lo que accedí porque no me gusta comer de restaurante.
Luego del almuerzo la señora envió a su hija a la tienda a comprar algunas cosas , estaba nerviosa porque no sabía cómo decirme algo importante y además se lamentaba de los problemas que me estaba causando.
La invite a que me hablara abiertamente y aunque se puso algo colorada me dijo que, si yo quería podía pasar la noche con ella y que su hija dormiría en el sofá, para pagarme de alguna forma el favor tan grande que les había hecho.
Al principio me negué, pero ante su insistencia accedí y esa misma noche ella se presentó en mi habitación. Iba con una bata con un buen escote y enseguida mis ojos se fueron a semejantes monumentos; noté cómo con mi mirada sus pezones se habían puesto duros y mi pene comenzaba a ponerse firme.
Ella no sabía qué hacer ni qué decir, así que yo aproveché para abrazarla bien fuerte y darle un beso en la boca, le dije que era una mujer muy linda y en lo mejor de la vida. la abracé bien sujeta para que sintiera la dureza de mi erección en su sexo, mientras nuestras bocas se fundían cada vez más. Mis manos estaban en sus nalgas y ella, bien abrazada, casi ni me dejaba respirar.
Le abrí su bata y mis manos acariciaron su cuello y luego bajaron a sus tetas, eso le arranco un suave gemido, y más cuando le froté sus pezones erectos, seguí bajando con los dedos hasta sentir las tangas mojadas y sus labios entreabiertos. No hablaba, solo gemía. Intentó quitarme la camisa, cosa que tuve que ayudarle a hacer, y luego me quitó los pantalones. Mi boca fue directa a sus tetas y mi mano a su sexo, que estaba empapado. Ella, torpemente, buscó mi pene hasta que lo encontró bien parado. Le bajé su tanga y actué con mucha delicadeza. Primero, lamí sus tetas y sus pezones que, eran tremendos, duros y de color café, mientras acariciaba su raja bien depilada. Solo gemía y gemía.
“Ahora vas a saber lo que siente una mujer”, pensé mientras le abría sus labios vaginales y le lamía con fuerza el clítoris, que era grueso. sus gritos, que ya eran jadeos me asustaron un poco por la cercanía de su hija en el sofá, pero ella siguió sin detenerse: «¡Me gusta, me gusta, me gusta! ¡Sigue, Gustavo, ¡sigue así! Sin dejar de acariciar sus tetas, noté cómo le venía un flujo delicioso y su cuerpo se arqueaba. dame, dame, toda tu lengua papito», gritaba como una loca. «Métemela toda», y seguí trabajando el clítoris hasta que sacó el último jugo. Cayó como desmayada.
Me acosté a su lado y me miró complacida.
—¿Qué me he perdido? —me preguntó.
—Esto solo acaba de empezar —le contesté.
Cogió mi verga y comenzó a pajearla.
—No he chupado una verga en mucho tiempo —me dijo— mientras acercaba su boca a la cabeza gruesa y gorda. luego comenzó a besarla pasando la lengua por todo el tronco y así hasta que se metió el árbol entero y poco a poco le fue cogiendo gusto.
—Me gusta —dijo la muy zorra esta rica mientras volvía a tragársela toda.
Cuando ya estaba bien armada de nuevo, se la saqué de la boca y apunté a esa raja tan rica. Y de un solo golpe se la metí hasta los huevos.
Se calentó y se movía en círculos, subía su culo para que entrara mejor. «Dale fuerte, Gustavo, dale fuerte», aceleré el mete y saca cada vez con más fuerza hasta que, de nuevo, sentí cómo se corría y le di una buena ración de mi leche. Y así nos quedamos un buen rato: Ella tenía una cara maravillosa y de sus ojos salieron unas lágrimas de felicidad, y yo estaba feliz de darle una buena clavada. Un rato después empezó a menearme las nalgas, ya con cierta cara de vicio. mientras tanto yo empecé a frotar su ano con dos dedos disfrutando de lo lindo.
Le pedí que se levantara y pusiera sus nalgas en la postura del perrito, así será más fácil penetrarle su rico culo. Se levanto sin decir nada y se puso con el culo en pompa, era la visión más maravillosa del mundo, sin pensarlo empecé a lamer su culo y a la misma vez metía un dedo en él. La verga la tenía a reventar, por lo que sin decirle nada la dirigí a la entrada de su culo y se la metí de un golpe. no sabía si me iba a dejar hacerlo.
Solo sentí que su culo se apretó y su cuerpo se arqueo mientras decía: – Aahh Pero que estás haciendo, para por favor…está muy gorda y gruesa …para por favor¡¡¡
Yo no escuchaba nada – No puedo parar, tengo que comerme ese pedazo de culo que tienes.
– Gustavo noooo, me duele, me estas culiando… ahhhh, siiiii, dale no paresss …ayyyy que ricooo, dale, dale, duro
En aquellos momentos, yo estaba concentrado en taladrar su culo con furia, Así estuve al menos 5 minutos largos hasta que al final no aguante más y me derrame en su interior. Estuvimos toda la noche hasta que caímos rendidos, exhaustos de tanto culiar.
Al día siguiente, mi vecina se fue temprano pues debía ir a la agencia de viajes para estar segura de que no le demorarían más el viaje. Apenas tuvo tiempo de preparar el desayuno para los tres y marcharse. Le dijo a su hija que me ayudara en lo que yo necesitara y que regresaba al mediodía.
Yo me recosté en mi cama un rato más antes de ducharme, sentí un ruido extraño en la sala y me levanté para ver que era …la hija de mi vecina estaba sentada en el sofá con su mirada perdida. Le pregunte si se sentía bien y me sonrió y se corrió para dejarme espacio en el sofá y me dijo:
¿De veras quiere saber que me pasa? Pues la culpa es suya y de mi mama, con sus gritos y quejidos no me dejaron dormir¡!
Me sentí avergonzado y se lo iba a decir, pero ella me puso la mano en la boca y me hizo callar
No se sienta mal señor Gustavo, yo también lo disfrute un poco. sobre todo, pensando en porque mi mama gritaba y gemía tanto … debe ser usted muy bueno en la cama señor Gustavo …y se rio
Cuando dices que lo disfrutaste a que te refieres, le pregunte curioso
Me da mucha pena decirlo, usted es alguien de respeto Señor Gustavo
Le pedí que lo dijera, que no me molestaría y que podía confiar en mi
Ella entonces bajando la mirada me dijo: me masturbe mucho …me excite demasiado
Obvio que al escucharla mi verga reacciono y como estaba en pantaloneta se alcanzo a notar casi de inmediato.
¿lo haces muy seguido? Le pregunte con ojos morbosos
Ella solo respondió …cuando me siento excitada, eso sí desde los 10 años y a escondidas de mi mama. ¿Usted se masturba también Señor Gustavo?, sus piernas se entreabrieron y me dejaron ver que no tenia nada debajo de la bata de dormir que tenía puesta.
Se me acerco mucho hasta rozar su cuerpo con el mío, me agarro la mano y se froto sus muslos, ¿siente como esta mi piel por su culpa, Señor Gustavo? …aún estoy excitada
Yo sin pensarlo dos veces subí mi mano hasta su sexo casi sin vellos, frotando suave por encima de sus labios que sentí húmedos…empuje suavemente para separarlos y ella soltó un gemido fuerte, separo bien sus piernas invitándome a comer su joven y delicada raja. Me arrodille delante de ella y subí sus piernas en mis hombros acercando mi cara y entonces con la punta de mi lengua frote su clítoris, recorriendo todo ese sexo lleno de jugos dulces que me ofrecía, empuje mi lengua hasta el fondo lamiendo toda esa raja y empuje mi cara para tragarme sus labios
Después de un minuto, la chica froto mi pantalón sintiendo la erección de mi verga, bajó el cierre del pantalón y la sacó al exterior. fogosa me empezó a hacer la paja con una suavidad que parecía ser de experta en la materia. A mí me encantaba, me estaba llevando a un nivel de excitación supremo; pero lo que más me gustaba era la cara de puta que ponía mientras me masturbaba. En un momento dado, ella solita llevó mi pene a su boca, y se lo comió todo, haciéndome una mamada perfecta, con el ritmo ideal, las caricias en los huevos, y los gemidos de una profesional del sexo. Fue algo que nunca olvidaré. Yo no podía creer como esta flor de jovencita me hacía excitar tanto. Como yo no quería disminuir la calentura de la jovencita, le separé sus nalgas, y le metí un dedo adentro de su ano, ella que ya estaba excitada no hizo nada para detenerme y mi dedo se metió lentamente hasta el fondo en su apretado culito, me puse de pie. Yo casi moría por saborear ese manjar, le dije que no podía más de la calentura, que quería coger ahí mismo con ella, la levante en mis brazos y la llevé a mi cama. apunte mi verga a su raja bien lubricada con los muchos jugos que chorreaban por su vulva y sus carnosos labios. Su clítoris asomaba, como pidiendo que se encarguen de él rápidamente. No dudó un instante, pero me dijo que sólo con un preservativo lo haría. Me puse el condón a una gran velocidad y me coloqué enfrente de ella.
Coloqué sus piernas sobre mis hombros, y dejé el camino a su cuca despejado. Le metí la cabeza muy suavemente, tratando de evitar cualquier tipo de dolor producido por la penetración de mi miembro. Le dolió un poco hasta que la tuvo entera hasta el fondo, y se le escaparon un par de quejidos, pero enseguida la chica estaba gozando como ninguna. Me pedía más velocidad, que la coja hasta el fondo, que le reviente las entrañas, que la llene de leche. Yo le di más ritmo, y me puse al límite, casi llegando al orgasmo. "Métemela más adentroooooo, y no me la saques por favor ", me dijo. Eso me terminó de volver loco. Le dije que estaba por acabar, y la chica me grito que ella también estaba cerca, así que se la metí 4 o 5 veces más, y los dos explotamos en un delicioso orgasmo que duro varios minutos, y quedamos exhaustos, uno encima del otro. La jovencita me dijo que había gozado como nunca antes en su vida, que había sentido un placer indescriptible, y que recordaría este polvo mucho tiempo.
Miré el reloj, y eran las 11 y 30 de la mañana. Estábamos en problemas, porque ella debía ya estar bañada y arreglada para esperar a su mama que pronto estaría de regreso. Lamentablemente, no pudimos coger una segunda vez, por cuestiones de tiempo,
Esa noche repetí la sesión con la vecina y al día siguiente en la noche , se volvieron a Venezuela, y nunca más las he vuelto a ver, pero desde aquel episodio, sueño todas las noches con encontrarme con esas dos venezolana, madre e hija fogosas.