Guía Cereza
por: sueñossexuales_1970 Publicado hace 2 días Categoría: Sexo con maduras 435 Vistas
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Después de mi encuentro con la vecina del apartamento donde viví hasta mi divorcio, entendí que muchas de mis vecinas necesitaban de la compañía de alguien como yo, así que, aprovechando que ya no vivía por allí, me dediqué a contactar mis vecinas más interesantes en busca de nuevas experiencias.

Así fue que conocí a Emperatriz, una señora que vivía sola en su apartamento y que acababa de jubilarse con 65 años. La espere varias veces en la esquina del conjunto y hacia como si la encontrara de repente, hasta que acepto mi invitación a un café. Le conté un poco de mi experiencia y le pedí que me contara cosas de su vida. Al despedirnos le pedí su número para llamarle por WhatsApp en las noches antes de dormirnos y acepto.  Al día siguiente la llamé por teléfono y le pregunté si quería tomar un café conmigo  en su casa o en una cafetería. Ella dijo en mi casa, así que me presenté allí con una caja de chocolates. Cuando la vio, quedó agradecida y sonriente.

Nos sentamos en su sala en un sofá muy amplio y muy cómodo, y empezamos a hablar. En cierto momento le mire directamente a los ojos. - Permíteme hacerte una pregunta muy personal, Si no quieres, no me contestes. Puse la excusa también de que como yo ya me voy haciendo mayor y he tenido que abandonar la deliciosa masturbación porque si me hacía pajas, luego no se me ponía dura, quería que me dijera si a su edad, seguía sintiendo deseo.

Noté cómo se ruborizaba ante mi pregunta y eso para mí fue como una invitación. Por eso me acerque más a su lado en el sofá. Con algo de temor por su reacción   le acaricié la pierna. Llevaba una falda amplia y una blusa no muy escotada.  No intento quitar mi mano y seguimos hablando, cuéntame- le dije. Con algo de rubor aun, en respuesta, me dio un suave beso en los labios y cogió mi mano y la llevo sobre su pecho. Yo manoseé un poco sus tetas gordas y carnosas. Se levantó la blusa y me las ofreció. Me incline y las bese y luego jugué con sus pezones hasta que se pusieron erecto. Antes de continuar más ella me tomo de la mano y me dijo - Ven vamos a ducharnos.   su cuerpo, aún conservaba muchas de las curvas de su juventud, especialmente me fije en sus nalgas duras y amplias. Nos frotamos para hacer saltar la chispa. Entonces yo tomé la iniciativa, me coloqué por detrás y empecé a restregar mi verga ya parada contra sus nalgas mientras le acariciaba suave las tetas y le comía su cuello. Eso la excito mucho. se zafo de mi abrazo y se esforzó mucho en limpiar bien con jabón todos sus agujeros, además que aprovecho para que mis dedos jugaran en su interior por ambos lados para lo que pretendía hacer después.

Al salir, se tumbó desnuda en su cama. Su pubis tenía unos vellos muy bien cuidados y rojizos. Note que se esforzaba en exhibir bien su raja, como pidiendo atención. Me acerqué y empecé a acariciársela mientras abría sus piernas y acercaba mi cara, lamí con mi lengua su amplia vagina sintiendo su humedad. empuje mi lengua hasta el fondo y frote su ano con un dedo de mi mano libre, ella dijo entre gemidos y quejidos - ¡no pares! yo seguí frotando su ojo del culo hasta que se dilato, ayyyy mi amorrr ese es un placer que casi nunca he probado. Entonces se puso en cuatro patas sobre la cama apoyando los brazos y me presentó su ano cerrado. Me acerqué a él, olía que daba gusto a jabón y estaba dilatado, parecía no haber sido usado mucho para el placer.

-Mámalo bien- me dijo ella, chúpalo, dale con la lengua, ponme arrecha como me gusta. No hizo falta mucho chuparle el culo para escuchar sus fuertes gemidos. Yo cubría con mi boca toda la zona entre su raja y su chiquito. Lo ensalivaba una y otra vez hasta que de repente un hilito de líquido caliente cayó de su raja a mi nariz. Estaba preparada. Se incorporó y fue buscando mi verga con su boca; no le costó metérsela porque ya estaba erecta. Luego se colocó tumbada de lado y yo le penetre la raja con mucho cuidado. La había excitado tanto que mi verga entró con facilidad y se movió con mucho gusto. Podía haberme corrido enseguida, pero preferí bajar un poco el ritmo y hacer entrada y salida completa una y otra vez, una y otra vez. Con eso cada vez se me ponía más y más dura y ella empezaba a enloquecer. Decía palabras y frases sin mucho sentido - cariño dame duro, no me la saques, dame duro tengo fuego adentro ayyyy qué placer ¡! Y yo empecé las embestidas fuertes agarrándola de las carnosas caderas. Por la postura que tenía, con el ano de ella bien abierto empecé a sobarle el agujero negro sin apretar, pero haciendo a mis dedos dueños de él de arriba a abajo. Su ojete se contraía una y otra vez ante mis caricias tiernas igual que si fuera otro clítoris. -No puedo más- chilló medio llorando antes de venirse en un tremendo chorro por su raja, aún con mi verga moviéndose en violentos golpes secos. Del placer que sentía en el chiquito le había venido la corrida densa y caliente que escurría por su vagina enrojecida. Le di un apretón final y sentí como varias veces mi verga tembló en descargas desesperadas dentro de su vagina. Nos quedamos así, no quise sacarla porque se estaba a gusto allí. Mi verga siguió empalmada en el fondo y su vagina seguía contrayéndose como pidiendo que no se fuera nunca de allí, de aquella cueva deliciosa. Dedicamos el tiempo a comernos la boca con deseo y al final me pidió que, si volvía a mamarle bien el ano, pues pensaba que podía tener otro orgasmo igual que el anterior. Y así volví otra vez a su agujero negro. El ojo del culo de una mujer hay que tomarlo con mucha calma. Hay una delicadeza en su ano y alrededores que está hecha para la saliva, la lengua y los lametones.  ella dijo -mámamelo otra vez-. Yo volví a darle un buen repaso, su esfínter se contraía sin parar y me devolvía todos los besos que yo antes le había dado.

No aguante más y colocándome detrás de ella apunte mi cabeza gorda y gruesa frotando su ano un segundo ante de empujarla dentro de ella. Su grito fue profundo y lleno de deseo. Me detuve un instante para luego empujar el tronco dentro de ese hoyo apretado y ahora ya dilatado al máximo. ella trato de zafarse, pero la tenía bien apretada con las nalgas y entonces empuje hasta entrar todo el árbol de mi verga dentro. Embestí en lentas entradas y sacadas hasta sentir suaves y rápidos latidos de su ano y al final contracciones más lentas, pero más bruscas, de su ojo del placer. Me salí y le puse la cabeza en su cara y exploté llenando de leche tibia sus ojos, nariz y boca. el semen le caía por la barbilla y ella lo disfrutaba entornando los ojos y abriendo los labios para poder degustar también el sabor dulce de mi leche fresca. Se veía feliz y satisfecha, agradecida como jamás se había sentido.

Terminamos por dormir un buen rato, luego me duché y me fui, sonriente y feliz con la promesa de regresar pronto 

sueñossexuales_1970

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🍒 Pregunta Cereza

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1 Comentario

que buena culiada . se me paro de una . cuéntanos si sigues dando le vergs

hace 2 días

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