Guía Cereza
Publicado hace 4 meses Categoría: Sexo con maduras 2K Vistas
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Sinceramente, hacía ya tres años que vivía solo en aquella aparta estudio y empezaba a pensar que quizás era muy difícil eso de encontrar otra pareja. Mis días eran ocupados en un trabajo virtual que me obligaba a usar el computador, pero en las mañanas y en las noches lo usaba para masturbarme mientras veía películas o videos porno. Me gustaba escuchar gemir a las mujeres mientras eran penetradas por atrás.

Una mañana mientras estaba en esas, sonó el timbre  de la puerta cuando yo estaba muy excitado y a punto de venirme.

Fastidiado me puse una toalla y abrí la puerta, era una señora de unos 55 años, de cuerpo muy bien repartido especialmente en las tetas y las nalgas. – hola vecino, buenos días, me disculpo por interrumpir sus labores, pero debo hablar con usted- lo siento señora, pero es que ando en paños menores, le dije mientras le mostraba la toalla que envolvía mi cuerpo. Me arrepentí porque obviamente se notaba mi erección. Sin embargo, ella me dijo - tranquilo que de eso es que le vengo a hablar- lo dijo mirando mi erección con ojos de deseo

- ¿Puedo pasar? -  y se fue entrando a mi sala  sin esperar invitación, se sentó en mi sofá y sin titubear me soltó el motivo de su visita:

- ¡¡Ando muy caliente y sé que usted está en su masturbación de la mañana, así que espero nos ayudemos juntos!!

¡! Imaginen mi cara al escucharla!! …co… co… como sabe eso? Le pregunte asustado

No se afane, simplemente soy la vecina de al lado y todo lo que he usted hace o habla acá lo escucho yo en mi habitación …todo es todo¡!

Al decirlo entreabrió sus piernas dejándome ver su sexo desnudo y muy bien depilado con unos labios provocadores. Eso hizo que mi verga reaccionara y regresara la erección

Ahora que obtuvo toda mi atención, me sorprendió su aspecto, un vestido enterizo de tela que se pegaba a su cuerpo y permitía entrever sus hermosas tetas y sus amplias caderas y nalgas. Me hizo espacio en el sofá y me indico que me sentara a su lado…yo obedecí como embobado.

Apenas me senté, me abarco rodeando mi cuello y me empezó a besar con su boca y su lengua, su mano busco la toalla y metió la mano por debajo para sacar mi verga que estaba muy tiesa, mis manos se pegaron de sus tetas y jugué con sus pezones. Sentí que se agacho y   se hizo un recogido en el pelo y se colocó boca abajo. Apretó mi cabeza de la verga con sus manos y sin pensarlo dos veces se la metió en la boca

Yo ciego ya de pasión aprete mis manos suavemente contra sus tetas y desabroche totalmente su vestido que cayó al suelo entre nosotros cuando ella se puso de pie un momento. Ella se agarró con energía sobre mi verga dura ya como, vibrante de lujuria y deseosa de comérsela con su boca.

Cuando termine llenando su boca de leche tibia, me arrodille entre sus piernas y deslicé mi lengua desde sus muslos hasta su vagina y llegando hasta la entrada de su culo mientras mis dedos resbalaban despacio sobre la entrada húmeda de sus labios vaginales y hasta la cresta de su clítoris, lamiendo despacio aquel montículo de emoción oculta. Metí mi boca entre sus labios húmedos de su vagina y la punta de mi lengua se enrollo con el delicado clítoris que asomaba en su vulva palpitante, preparándola para la llegada de mi erecto miembro. Me puse de pie y solté la toalla, dejando al aire mi verga y atrape sus piernas con mis manos y las separe delicadamente disfrutando el espectáculo. Un instante después la penetré mientras le mantenía en alto sus piernas que se separaron y se doblaron para darme paso a una penetración profunda, un golpe que mantuve allí en el fondo de su placer, hasta que exploto en el más profundo de sus orgasmos y se arrancó con suaves y casi silenciosos gemidos al sentirme dentro de la húmeda raja hasta inundarla de mi cálida leche.

Separé sus muslos y su culo quedó expuesto frente a mí. Que manjar más delicioso. Comencé a lamerlo delicadamente, me encantó sentirlo con la punta de mi lengua, y a ella también, por momentos dejaba de hacerlo y le preguntaba: ¿te gusta? Ella decía: siiiii. Me ocupé de su entrada lo mejor que pude, introduje mi lengua hasta donde pude y disfruté lamiéndolo lo más que pude.

Sus gritos y gemidos me indicaron que ella también lo disfrutó.

Luego, unté lubricante en la entrada de su culo, y comencé a frotarlo delicadamente. Nuevamente le provocó placer. Sin que yo se lo preguntara me dijo –que rico, ¿qué me haces? - dímelo quiero oírlo –, entonces en su oído le dije te voy a meter mi dedo precioso, ella me dijo –siiiii– y se lo metí lentamente, todo lo que iba haciendo se lo iba diciendo antes para que ella estuviera preparada y lo disfrutara, y después de hacerlo le preguntaba si le gustaba para obtener su aprobación.

De esa manera le fui metiendo mi dedo hasta que lo tuvo todo adentro, le pregunté ¿Qué sientes? –se siente rico– me dijo. Le dije: te lo voy a meter y sacar. Y así lo hice, se lo metía y se lo sacaba despacio, ella estaba disfrutándolo.

Luego le dije: te voy a meter otro dedo sin sacarte el que tienes adentro, ¿está bien? –siiiii, respondió con voz temblorosa de excitación –. Le metí la punta despacio, le pregunté: ¿te duele? Me dijo –poquito, hace rato no me dan por mi chiquito – le dije espera un momento, tu ano se está aflojando, ¿ok? Me dijo –sí, está bien–. Le metí mi dedo hasta la mitad y le volví a preguntar: ¿te gusta? –sí, sigue metiéndolo–. Eso me gustó.

Empezaba a disfrutar ser penetrada por atrás. Lentamente le seguí metiendo mi dedo hasta que tuvo adentro dos. ¿Te gusta? –muchos– Los dejé por un momento adentro para que su culo se aflojara y luego comencé a moverlos, despacio, para que no sintiera molestia.

¿Te gusta muñeca? –Siiiii– ¿Qué sientes? –Se siente rico.

Moví mis dedos unos instantes más en su culo y luego le dije: te meteré otro dedo, ¿me dejas?

–Si– Metí muy lento la punta de mi tercer dedo, y nuevamente lo dejé quieto. Otra vez ¿Te molesta? –no– ahí lo dejé unos instantes. Voy a metértelo un poco más, ¿sí? –si– de nuevo medio dedo lentamente, de nuevo la pregunta, –delicioso, sigue, no pares – no lo moví, esperé a que su estrecho culito se acostumbrara al nuevo visitante. – meteré lo que falta, ¿me dejas? –si– lentamente metí lo que faltaba. Le dije: tienes tres dedos adentro mi amor, no te los voy a mover, ya casi tu culo se dilata bien para ser penetrado, ¿está bien? –sí, está bien–.

Dejé mis dedos dentro de su ano y luego le dije: mi amor, ahora que tu culito está relajado, te voy a sacar mis dedos y te voy a penetrar con mi verga … ¿está bien??

-Siiiii, dame papito- estaba lista para ser enculada, pero antes le pedí: nena, quiero que me mames la verga antes de metértela en el culo, mi vida, y ella me dijo si mi amor.

Me acosté para que lo hiciera, ella se acomodó con su boca encima de mi verga, y comenzó su tarea, dándome nuevamente el placer de recibir una rica mamada de su deliciosa boquita, y ella siguió mamándome la verga como si nada. Yo le decía: que rico, mi amor, que rico, que rico me la mamas, mámame rico esa verga que te va a abrir el culo cariño.

Llegó el momento. Le dije ¿quieres que te meta la verga por el ano mi amor? –sí– me dijo. Me levanté y la acomodé en cuatro agarradas al espaldar del sofá, se abrió toda con sus nalgas bien separadas para recibir completa la penetración, me lubriqué la verga, se la acomodé en la entrada trasera y se la empujé con delicadeza. Le entró como cuchillo caliente en mantequilla. Después se la fui metiendo poco a poco, igual que mis dedos, con delicadeza, hasta que la tuvo toda adentro.

¿Te gusta mi amor? –siiiii, me encanta, métela toda en mi culito papito – Le dejé mi verga adentro un tiempo, le dije apriétamela con tu culo mi vida, ella obedeció, y luego empecé a metérsela y sacársela. Lo hice lentamente,

Mientras me la cogía le pregunté ¿sientes mi verga dentro tuyo mi amor? –se siente rico– sentí como masturbaba su clítoris con sus dedos mientras le metía y sacaba la verga, mientras mi verga le daba placer en el culo, empezó a gemir, lo estaba disfrutando plenamente, y de pronto intensificó sus gemidos, se estremeció cuando se vino, en ese momento dejé de cogérmela, le dejé la verga adentro mientras se reponía del orgasmo, y luego se la saqué lentamente.

Ella se acostó, y yo le acerqué mi verga a la boca y le dije: ¿quieres chuparme de nuevo mi amor?

Ella la tomó con su mano y se la metió a la boca y me la chupó muy rico, no tan intenso como las otras veces, pero yo no quería eso, sólo quería cerrar con broche de oro nuestra primera vez, quería que mamara la verga que había entrado en su culo después de mucho tiempo. Y estoy seguro que ella disfrutó haciéndolo. ¿Te gustó mi amor? –Sí, mucho – y a mí me encantó cogerte por el culo mi vida, coges riquísimo. –A mí también me encantó, sentí muy rico.

Fue la primera de muchas veces …pero eso es otra historia

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