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¿Hola Gustavo, me recuerdas? Soy Paola nos conocimos en una página de citas Online…
La voz sonó muy excitante al otro lado de la línea, si la recordaba. Nos habíamos visto en la entrada de la emisora donde yo era director de noticias. Ese mismo día nos fuimos a culiar toda la tarde en un motel. Pero cuando me conto que era casada con un tipo medio mafioso, me asusté y decidí no volver a llamarla. Pero yo nunca cambie mi numero porque era el comercial y ella me pudo localizar fácil. Me alegro escucharla pues llevaba más de tres meses sin citas ni sexo y ahora parece que se acabaría la sequía.
Me conto que su esposo estaba en la cárcel y que deseaba verme ese mismo día así que la cite en un lugar del centro, cerca de la zona de moteles de paso. Cuando llego, me abrazo y nos sumergimos en un delicio concierto de besos y caricias muy apasionados.
Seguidamente, puso una de mis manos en sus lindas y provocativas tetas, yo jugué a tocarlas hasta que termine rozando los pezones que se pusieron erectos y duros casi de inmediato, y yo entendí lo que quería, así que pague la cuenta en la cafetería y tomándola de la mano la lleve a un motel cercano, subimos al ascensor y mientras íbamos al piso, le lamí con mi suave lengua, recorriendo cada teta, chupando y mordisqueando los pezones hasta hacerla gemir.
Cuando entramos a la habitación y cerré la puerta me senté en la cama y chupé sus pezones hasta escuchar sus gemidos fuertes. Metí la mano bajo su falda y baje su tanga dejando su sexo desnudo, subí mi mano por debajo y la subí acariciando sus piernas hasta su vagina, frote sus labios vaginales y luego deslice el dedo por el centro de la vagina y penetre hasta sentir su clítoris, estaba húmedo y solo necesito un poco de fricción para ponerse erecto y duro como cresta de gallo.
Se volvió como loca, se arrodillo y me obligo a ponerme de pie y sentada en la cama saco mi verga y de un solo empujón se la trago comenzando a darme la mas rica mamada. Yo metía mis dedos en su raja mojada hasta que sentí que se vino llenando mis dedos y mano de sus jugos. Me vine llenando su boca de leche tibia.
Me miraba excitada mientras se limpiaba la leche de sus labios y se iba desnudando y se subió a la cama y se abrió de piernas. Me coloqué frente a ella arrodillado en el borde la cama y comencé a besar sus pies, sus piernas y muslos hasta llegar a su vagina, notaba como empezaba a respirar más aceleradamente… pero, aun así, yo seguí subiendo…. Cuando llegué a rozar sus labios en la entrada de la raja le provocó temblores, y yo en vez de parar, aproveché ese momento para empujar mi lengua por su cueva hasta rozar su cresta, sus manos se apretaron contra mi cabeza sujetándome mientras lamia … luego dando pequeños mordisquitos en su sensible y tierno clítoris atrape su cresta entre mis labios y mis dientes y aprete fuerte , se enloqueció y más aún cuando sin previo aviso succione su clítoris de manera delicada, chupando todos sus jugos hasta sentir que se orinaba El placer y excitación que le produjo esa situación, hizo que tuviera un orgasmo tras otro hasta completar tres o cuatro.
Tras esa descarga eléctrica recorriendo todo su cuerpo, me hice a un lado y le gire sobre la cama dejando su hermoso culo a mi vista, acerque mis manos y separe sus nalgas disfrutando de la visión de su hoyo del ano apretado y hermoso como un botón de rosa. Mi dedo se deslizo hasta frotar su entrada y luego de jugar hasta dilatarlo, se metió hasta el fondo, su grito de placer fue casi un clamor de romperle ese culote.
Me subí sobre la cama y luego sobre ella poniendo la cabeza de mi verga en la entrada. apenas la sintió, se acomodó y levanto sus nalgas para darme más espacio de penetración, empuje la cabeza gruesa y redonda hasta verla desaparecer en su hoyo anal, ella grito un poco asustada pero luego casi me grito -métemela toda papi…quiero que me culees bien rico – recogió sus piernas para quedar en cuatro y yo solo se lo empuje hasta el fondo para luego empezar a embestirla sin compasión. La penetración duro más de 5 minutos en los que solo se escuchaba el vaivén de la cama bajo nosotros y sus gritos de placer…cuando sentí que la cabeza de mi verga se agrando escupiendo leche dentro de su culo, fue el momento más sublime en muchos meses para mí. Su orina lleno la cama, se vino con todo y cuando se detuvo nos fundimos en un abrazo intenso, ella estirada sobre la cama y yo sobre ella a modo de cobija, besándonos con amor y mordiscos de pasión. Nos miramos con ojos que brillaban de pasión.
¿Ves esa silla rara que está ahí? Pues está preparada para que te coma el coma el culito y te penetre hasta saciarme.
—Pues ahora que ya estás sentado y desnudo, no perdamos tiempo que llevo mucha prisa por comerte ese paquete con mi culo.
Me senté en la silla erótica bien abierto de piernas de modo que mis bolas y la verga quedaron a su disposición y ella sin pérdida de tiempo dio manos a la obra. Arrodillada frente a mí, comenzó a trabajar con sus manos y la boca. Mientras me acariciaba las bolas, con su lengua comenzó a lamerme la cabeza. Sus labios carnosos recorrían todo lo largo del tronco succionándolo y cada tanto me daba suaves mordidas que acentuaban mi goce.
Lo bueno, para mí, era que lo hacía muy despacio disfrutando de cada lamida y chupada. Y lo disfrutaba enormemente pues sus ojos parecían iluminados cuando me miraba para observar mis reacciones. Y hasta me hacía guiños de complacencia. Tan bien lo hacía que rápidamente mi erección creció en su boca llenándosela.
—¿Te gusta cómo te la chupo? —preguntó quitándose la verga de la boca por un momento.
—Mucho, muchísimo…sigue así que me voy a derramar en tu boca.
—Me encanta saborear y beber tu leche.
Siguió un buen rato dándome y dándose placer. Estaba como enloquecida saboreando mis pelotas y verga chupando desenfrenadamente. Paseaba su lengua y se detenía en la cabeza para chupar y chupar. Sintiendo que estaba por venirme, le pedí que se detuviera.
—¡Qué malo que eres! Yo quería que me llenaras la boca de tu lechita. Estoy loca por probarla. Sabes, que me encanta beber una corrida.
—Ya te darás ese gusto, pero ahora, si me permites intercambiemos los lugares así puedo comerte en la cuca y el culo que los veo muy mojado.
—Es que jugando con tu verga me he calentado mucho.
Me arrodillé frente a ella que ya se había sentado y abierto sus piernas para que dispusiera de su raja. Mi boca y lengua entraron en acción. Lentamente rocé sus pliegues y chupé alrededor de su raja disfrutando el roce de su sexo depilado. Con una mano le abrí los labios suavemente y me deslicé hasta su vulva y ahí sí que comenzó la fiesta. Mi lengua recorrió las profundidades de esa vagina hambrienta de sexo una y otra vez, arriba y abajo, derecha e izquierda. Sabiendo que cuando llegara a su clítoris estallaría, demoré tocarlo. A todo esto, mi amante gemía y resoplaba y me pedía más y más.
—Sigue, sigue papi, que me gusta mucho como me comes la cuca-, -no pareees-
—Esto es algo fantástico, que ricooo …siiiii -.
—Y ahora viene lo mejor —dije
y acerque mi boca a su clítoris, con la punta de mi lengua lo frote lentamente y entonces ella dio un brinco en el sillón. le repasé una y otra vez con mi lengua su hinchado clítoris mientras ella se revolvía loca de placer. Cuando con mis labios lo atrapé entre mi boca y sin previo aviso succioné delicada pero firmemente. no aguantó más y apretando mi cabeza contra su sexo y revolviéndose, se entregó en un orgasmo impresionante mientras repetía una y otra vez.
—ahhhh siiiii papi, que ricooo, siiiii. Quiero más, más. Nunca me habían mamado la cuca de esta manera. Por dios no pares, por favor.
Termino en un delicioso chorro que golpeo mi boca, su lluvia dorada sabia deli…Ya calmada y habiendo recuperado el aliento, me dijo con voz de mando - quiero que me rompas bien el culo-
Mientras lo decía se giró sobre la silla, separo sus nalgas con sus manos y pego su cara al respaldo de la silla.
Ante tal invitación y con mi verga endurecida por las ganas. Me pare frente a su culo, abrí sus nalgas y coloqué la cabeza de mi verga en su arrugado agujero. Puse mis manos en sus nalgas separándolas lo más posible y empuje. Al sentir mi verga gruesa y cabezona (no es muy larga) dio un respingo como yegua penetrada por un caballo y dejo escapar un grito fuerte: -ayyyy me entro toda papii- - dame duro y no la saques-. La tomé por la cintura y empecé a embestirla. Ella respondía con un ronroneo. Desde allí en adelante todo fue puro placer.
Lo estrecho del ano y la manera como ella apretaba mi verga entera en su interior hacía que mi amante me dejara saber su satisfacción. —Eso papito, así, siiiii, siiiii. - Siento que me está dando una cosa rara y no quiero dejar que me la saques- me gusta mucho. —dame sin parar que estoy demasiado caliente.
Con toda mi verga atrapada dentro de su ano empecé con un mete y saca lento. Sacaba mi verga de su ojete y me extasiaba mirando el hueco que dejaba mi verga en su agujero. Luego lo volvía a meter y así sucesivamente para placer de ambos, pues si bien yo estaba en la gloria satisfaciéndome, ella me demostraba con profundos suspiros y su respiración agitada que no la estaba pasando nada mal. Cuando aceleré mis movimientos comencé a sentir que me venía. saqué la verga y la ayudé a arrodillarse frente a mí para llenarle su boca con mi semen.
—Me voy a venir, mi amor, abre bien la boca que te voy a dar mi leche.
—Pues vente que estoy ansiosa —gritándome desesperada.
—Ahí voy, voy, voy —y descargué mi semen casi dentro de su garganta.
Con la boca atrapo mi verga ávida de leche, no dejó ni una gota. Bebió todo luego de saborearlo en la boca, mientras me miraba sonriendo y feliz.
—Estuvo genial, me bebí todo. ¿Sabes? me gusta más tu leche. Me sabe a gloria. Y lo del culo, ha sido muy bueno también. Sentir ese pedazo entero entrando en mi culo es una sensación rara pero placentera. Esta vez ni siquiera tuve una molestia. Fue todo goce.
—Es que ese culo tuyo es monumental.
¿Y ahora?
—Ahora ayúdame a que mi verga se ponga dura para darte más por el chiquito, ¿no te parece?
—ayyyy papito, de veras te gusto? ¿quieres más?
se montó de nuevo en la silla dándome la espalda de forma tal que yo pudiera jugar con su hermoso culo. Y así lo hice. Primero pase mi lengua por el centro, luego frote un dedo y lo empuje hacia adentro, luego otro y otro. Ella jugaba con sus tetas, y sus pezones dejando salir gemidos muy profundos casi como gritos.
Mientras ella frotaba mi verga haciendo que mi erección se recuperara, saque mis dedos y con mi lengua lamia su raja mientras oía como ella ronroneando me agradecía. Cuando toqué su clítoris, su cuerpo comenzó a sacudirse entregando otro orgasmo.
—Qué ricooo, me vas a hacer orinar de nuevo- me grito como loca
mi verga ya volvía a pedir acción, así que me monté sobre ella para darle por su culo de nuevo. Ella no quitaba sus ojos de mis movimientos. Se abrió bien de nalgas, mejor dicho, todo lo que sus piernas le permitían, y me sorprendió con una movida que no esperaba. Tomó mi verga con una mano y la colocó en la entrada de su ano diciéndome…
— la quiero toda adentro. Quiero sentir esa verga en mi chiquito hasta que me lo abras y lo dejes grande. Hasta las bolas papi-
Empuje de nuevo y sin esfuerzo alguno. Sentí como sus paredes anales se abrían dandome paso hasta el fondo...
—Ya, ya. Papii yo la quiero toda, toda hasta las bolas.
Le empecé a dar con mucha energía. Entraba y salía de ese culo increíble y cada vez con mayor intensidad. Ella me alentaba pidiendo más y más. Estaba totalmente fuera de sí entregada al placer. Con el dedo de una mano hice círculos en su raja y eso dio motivo a que ella se volviera a derramar en un orgasmo profundo y largo hasta que se orino. Se revolvía de pies a cabeza suspirando y gimiendo con los ojos cerrados y los labios apretados.
—Me estás matando de placer, que meada santo cielo. Esa verga es lo máximo papi. —Sigue, sigue por favor, sigue clavándome que me muero de gusto. No te detengas. Quiero más duro, dame más duro-.
Seguí empujando cada vez con mayor fuerza e intensidad hasta que empecé a sentir que mis bolas se contraían anunciando que me venía. - me descargué en su ano como nunca me había ocurrido antes. Fueron cinco a seis lechadas intensas que inundaron su culo. Ese polvo tan intenso nos dejó agotados.
—huyy papi, qué polvo nos hemos echado. Realmente estuvo genial —dijo ella todavía con la respiración entrecortada.
—En verdad. Por un momento creí que con mi leche se me iba el alma.
—Madre mía, que manera de gozar, santo cielo.
—Es que, a mí, tu culo me calienta tanto que me da fuerzas para culiarte como un animal.
—Y tanto. Hoy me has dejado liquidada. Sin embargo, algo me queda por hacer Y uniendo la acción a la palabra, se volvió hacia mi verga para llevársela a la boca y chuparla.
—Es que quedaba un poquitín de semen y no me los quería perder —dijo.
—Tú estás loca, mi amor.
—Loca no, hambrienta de verga.
Después de haber limpiado mi verga con su boca, se echó a mi lado en la cama.
Dormimos unas horas hasta que me despertó la llamada de la recepción anunciando que se nos había terminado el tiempo. Teníamos solo unos minutos, tiempo para una ducha rápida y salir. Le metí el dedo en el culito cuando bajábamos en el ascensor y luego el detuve un taxi para llevarla a su casa. Yo estaba mas que satisfecho y solo fue llegar a mi apartamento cuando me tiré sobre la cama y me dormí …