Guía Cereza
Publicado hace 1 mes Categoría: Sexo con maduras 885 Vistas
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En los últimos días hay un recuerdo que regresa a mí, en las noches principalmente y me desvela, me desvela porque me excita mucho. Es el recuerdo de alguien que conocí en un chat, cuando en las noches de estudio perdía la concentración y me metía a cualquier chat para hablar con alguien, matar el tiempo. Me metía en los populares y los de las radios (eran épocas previas a las aplicaciones de citas, de hecho, antes de los smartfones) me encontraba todo tipo de salas, todo tipo de discusiones, pero eventualmente terminaba en aquellas de tono mas adulto. Muchos tipos haciéndose pasar por chicas, muchas chicas calentando para no definir nada, dinámicas a las que uno se acostumbra y logra sortear. Había noches interesantes, donde la conversación se podía llevar al privado, al MSN o hasta al teléfono personal. Había otras noches menos movidas. En una de esas noches apagadas, y cuando la esperanza se perdía, un Nickname me llamo poderosamente la atención “GataBajoLluvia”, me recordó una canción de las que escuchaba mi mamá, tal vez alguna vecina, por lo que quise preguntar. Así inicie mi conversación, directamente al privado, la respuesta tardo y ante la confirmación de mi sospecha, empecé a hablar con una mujer mayor que yo, no por poco, 30 años mayor que yo. Era gran conversadora, ya a esa hora de la noche, no le importaba hablar con alguien tan menor, le bastaba con hablar con alguien que no le pidiera fotos o la invitara insistentemente a culiar. La conversación era amena, interesante y se prolongo hasta entrada la madrugada, por lo cual no dude en preguntarle si podía agregarla al MSN, para seguir hablando sin el azar de toparnos en el chat. Accedió, tampoco era muy fan de estar en internet, por lo cual me advirtió que no sería frecuente la coincidencia. Con eso me quede, con una nueva amiga con la que algunas veces podría chatear de la vida, sin restricción de edad. No fue tan larga la espera, a los dos días aprecio la notificación en mi pantalla de que estaba conectada, la salude eufóricamente y retomamos temas ya conversados. Era un viernes en la noche, en una época donde estudiar era la constante, me salvaba un poco el fin de semana el hablar con ella, en cambio ella estaba llegando de una reunión familiar, que se había acabado pronto y la había dejado entonada. “mucho vino y poco aguante en esa reunión, todos con sueño y me toco regresarme a casa, porque mis amigas estarán ya todas aguantándose los ronquidos de los esposos” me decía burlona, “ventajas del divorcio, al menos los ronquidos hoy serán solo los míos”. Me dijo que prendió el computador para poner música y el MSN se conectó solo, me ofrecía acompañarla mientras escuchaba música y destapaba otra botella de vino, accedió… seguimos charlando y recomendándonos canciones, hasta este punto, no sabíamos mayor cosa del otro, y no sabíamos como nos veíamos: “quien será el que me manda canciones tras la pantalla, ah? Tendrá pañal?” escribía con gracia, yo solo me reía y la incitaba “si me quieres ver, primero debes mostrarte, dama primero”, en ese ir y venir de comentarios y risas activo la cámara, me sorprendió, pero asumo yo que la confianza se había dado y el vino ya aconsejaba, al aparecer la imagen se veía una sala levemente iluminada, con una silla solitaria… uno, dos, tres segundos pasaron, antes que se sentara mi compañera de la noche, una mujer de pelo corto, recogido, negro con muchos grises brillantes, se estaba desmaquillando, su piel se notaba maltratada, algunas manchas pequeñas, pero sus ojos eran enormes, también negros, vibrantes. Estaba en una blusa de tiritas negra, suelta, pero que dejaba percibir unas tetas pequeñas, caídas. Su boca ya casi sin labial me trajo nuevamente a la conversación” que tal la viejita, ah? Ya estoy desarreglada, pero esto es lo que hay” y se carcajeo duro “te toca pollito, a ver…”. Me sentí intimidado, todo ya era muy real, así que, sin más, decidí prender la luz de la habitación, organizar mi pelo y prender la cámara “no se que estoy haciendo, fijo se va y me elimina, soy un peladito” pensaba mientras la cámara cargaba. Apareció mi imagen en la pantalla y el silencio me liquidaba, note como examinaba la pantalla, entrecerrando los ojos y sonreía “realmente eres muy joven, tenia la esperanza de que fueras mas grande, para que me invitaras a salir”. Apago su cámara y yo continue con la mía, seguimos hablando otro rato, pero sus palabras resonaban en mi cabeza, así que ya sin mucho que perder o que ofrecer, decidí decirle “tal vez no soy el tipo maduro que te puede invitar a salir, pero un poco de esto si podrías querer” y me quite la camiseta torpemente, para quedar con el torso desnudo frente a una pantalla sin saber la reacción de mi interlocutora… cuando pasaron tres siglos, decidí ponerme nuevamente la camisa, con la intención de despedirme y acostarme, pero note que prendió su cámara, estaba allí, con una copa de vino en la mano y su blusa negra, con una mueca burlona en la cara y la lengua en los dientes “me gusta lo que vi, no lo voy a negar, no es lo que normalmente busco, ni lo que como, o al menos ya paso mucho desde que me comí algo así.. tienes mi atención!” tras escuchar estas palabras, sabia que tenia que hacer, algo, no sé qué, pero hacer algo, lo peor es que en ese momento no sabia la razón, no estaba seguro si me atraía esta mujer, o que quería de ella, me gustaba charlar sí, pero algo más? ¿Cuál es mi intención al intentar torpemente seducirla? Me retire de la cámara y esta vez me quite la camisa más lento, contoneándome, empecé a bajar mi pantalón, mostrando de apoco, insinuante, hasta que ella empezó a guiarme, a decirme que quería que hiciera, que quería ver. Yo a veces, hacia caso y en otras no, pare y dije “tu turno…” mi gran aliado era el vino, y esta mujer, ya iniciada, correspondió a mi solicitud, se alejó de la cámara, retiro la silla y dejo ver como solo tenia su blusa puesta, fue un shock! Esta mujer de pelo recogido y blusa corta, no tenia sus panties, se paro frente a la cámara, con su concha peludita y sus piernas bronceadas, señalo a la cámara y comenzó a contonearse al ritmo de una canción desconocida, sus manos apretaban sus tetas, con fuerza, bajaban por su abdomen y coqueteaban con su vellos, en la entrepierna “ojala sintieras el calorcito que genera…” yo ya estaba salivando, ver sus manos en sus muslos, su lengua mojando su boca y como la blusa se esforzaba por mantener adentro a esas coquetas tetas me tenía muy caliente, así que me deje llevar y fue dejando caer mi ropa, al ver como mi bóxer no podía sostener mi erección, ella decidió quitarse la blusa, ahora untaba sus dedos de vino y los lamia, los pasaba por sus pezones, oscuros, erectos, grandes, mientras yo acariciaba la cabeza de mi verga con mis dedos, mostrándole la lubricación que empezaba a generar. Se acerco más a la cámara y puso una pierna sobre la silla, abrió su vagina y comenzó a masturbarse con un morbo único, yo correspondí, manoseando mi verga dura, acercándola a la cámara para que la detallara. Estábamos muy calientes, pero esta mujer estaba disfrutando su paja con una energía más juvenil de lo que me esperaba, sus manos arrugadas acariciando sus curvas, su piel quemada que se veía tan sensual cuando el vino la rozaba, sus caderas fuertes, generosas, en general unas carnes que, sin el vigor de otrora, seguían emanando lujuria, mantenían contenida la arrechera de una mujer de aquellas, de una mujer muy mujer. “dámela, sácala para mi me susurraba…” yo no podía mas que hacer caso, acelerando respiración y movimientos, hice un reguero que la complació (las maromas que tuve que hacer para limpiar luego…). “así si aguanta trasnochar pollito, no te parece?” me dijo jadeante, yo asentía con la cabeza. “No se a quien tengas que pedirle permiso, pero mañana te necesito acá en mi casa, captaste mi atención, veremos si eres pollo o gallo” y apago la cámara, y se desconectó, no sin antes dejarme su numero de celular en la conversación, una dirección y una hora…

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