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Un encuentro inesperado con ama de casa, que ronda los cincuenta, aburrida de la rutina marital, con desahogos únicos de sus emociones y sensaciones en los relatos eróticos, que le llevan a orgasmos en deliciosas sesiones de masturbación a solas.
Nuestro encuentro fue haciendo fila para pago de un servicio donde solo puedo sonreírle y admirar su cuerpo esbelto, de caderas amplias y senos hermosos. Sonrisas que son devueltas por ella. Le invito a pasar por delante mío, en un gesto mentiroso de caballerosidad para verle bien su tremendo culo.
Nos atienden en ventanillas distintas, pero al mismo tiempo por lo cual coincidimos en el momento de la salida, me arriesgo a invitarle un café en las inmediaciones y ella sin esperar me dice que sí.
– Bueno, como está haciendo mucho calor, te propongo tomarnos algo frio y así nos conocemos un poco más, ¿te parece?…
Estábamos pasando justo delante de un bar, titubeó por aceptar…
– ¿vamos, acá es un bonito lugar no te parece ?, tomamos algo frio y luego cada quien para su casa …
– Solo una gaseosa y me voy.
Tuvimos una charla interesante y agradable, ella era la primera vez que aceptaba la invitación de un desconocido. Una travesura de ama de casa.
Fácil deducir, por su aspecto formal, que lleva una vida normal, nada que altere su diario vivir. Mis palabras le hacen desahogarse de la rutina conyugal, sin fantasías que ronden en su cabeza
-Como me gustaría ser una fantasía de mujer madura y excitante como tu – me atrevo a decir
– Cómo así, una fantasía mía ?, ¿que puedes saber tú de mis fantasías?, no estás en mi cabeza para saberlo.
– No es necesario- tomándole la mano, - lo siento acá-, tiembla y está húmeda, se deja atrapar su mano en mi mano.
Percibo el suspiro aliviado por dejar su mano en la mía, cierro la mano, la tengo, se deja, disfruta este juego de seducción, ella siente ese cosquilleo en la boca del estómago, que tanto ve en las telenovelas, ahora la idea de la infidelidad está latiendo en sus entrañas.
Mira hacia todos lados, le digo que no se preocupe y que si mejor le parece le invito a un lugar más discreto. Estamos frente a un hotel, poso mi mano sobre su pierna. – Tranquila, todo estará bien
Se arriesga y cruzamos la calle, entramos y subimos al ascensor. En el quinto piso, entramos a la habitación y pido dos cervezas antes de cerrar la puerta.
Se nota que es su primera vez en todo, respeto sus tiempos, tenemos tiempo por delante y es su primera aventura prohibida. Destapo las cervezas, el chin chin marca el inicio de la intimidad y la obligada confidencia.
– Acertaste en que tengo un oculta fantasía, por eso acepte tu invitación-. Me llene de valor, cuando tomaste mi mano. Vencí todos los temores, me das confianza, estoy en tus manos, ahora solo estoy pensando déjame vivir esa fantasía que has develado, quiero disfrutar mi aventura.
El tomo de la mano y la beso en la boca, el beso la hace sentirse otra mujer. Mover la lengua, jugar dentro de ella, esperar, dejarla disfrutar y listo… me devuelve el beso, se siente deseada, amada. Le como la boca mientras le abro el camino a la excitación, gime al sentir el avance de mis manos sobre su cuerpo, se deja despojar de su ropa, termina desnuda, y sin querer termina exhibiéndose para mí. Su ropa de encaje negro no es suficiente para cubrir totalmente los pechos, tampoco su vientre y sus nalgas, mirarlos me hace despertar la lujuria. Desnudo sus tetas, saltan libres, voluptuosas y turgentes, no pude resistir las ganas de tocarlas y frotarlas con mis manos y mis dedos. – Wood, qué rico se siente, se nota que sabes tratar a una mujer-.
El primer paso fue acariciarlas, lamerlas y mamar cada uno de los pezones, sin dejarle reprimir los gemidos, expresar las sensaciones, jadeos y aún gritos. Entiende y comprende, mete su mano dentro de mi bóxer y saca mi verga, empieza a acariciarla y masturbarme de manera deliciosa.
Sin pudor, acaricio sus vellos y froto mi dedo por el centro de sus labios vaginales, la vulva se abre entre mis dedos y los labios de su raja se mojan, me embriago con el aroma y la textura de la vagina. La caricia la estremece, beso y dedeada la hacen vibrar, agitar, tiembla, ahoga los primeros gemidos, mirando a sus ojos le ordeno que no se reprima, que sea ella misma. Mis manos la sostienen de las nalgas y la siento en la cama sin perder el ritmo, mis lamidas en el clítoris, la elevan en gemidos por el roce mágico de mi lengua. Sus manos se aferran a mi cabeza para conseguir más profundidad y poder soportar su primer orgasmo, llora y grita de excitación.
– Ah, ahhhh, no sé… perdona, no pude contenerlo, me vine cuando metiste tu boca en mi sexo, es algo… maraaavilloooosoooo. Nunca me sucedió algo así antes.
Vencida por ese orgasmo, se estira en la cama, separa sus piernas y se entrega a otros orgasmos en sexo oral sin retorno y sin freno.
Toma la iniciativa, agarra mi verga y la frota disfrutando como se pone erecta y dura, se retuerce en la cama hasta quedar de frente a mi aparato, lo besa y lo introduce en su boca hasta la garganta, no necesita decir nada sus gestos hablan de su emoción. Su sexo sigue justo en mi cara, frotándose, separa las nalgas, moviéndose, disfruta, se excita, coloco mi cara justo en la entrada de la vagina. Mi lengua retoma su trabajo, lame en círculos y mis labios atrapan sus labios vaginales chupando lentamente, delicadamente succiono y de pronto su cuerpo tiembla y sus jugos en torrente se deslizan entre mi boca. Uno, dos, tres orgasmos seguidos…una cascada de placer y goce. Aprieta mi verga entre sus labios hasta lograr que yo me venga al tiempo con ella dentro de su boca Termina y se descarga de nuevo en la cama, recupera el aliento y yo aprovecho para colocarme entre sus piernas.
El grosor de mi verga no impide que me deslice hasta su interior, me hace sentir esa vagina que poco ha disfrutado, se cierra, aprieta, mueve sus nalgas, eleva la pelvis, estrecha y forzada, retenida por mis manos desde la cintura, se la empujo toda dentro.
Se deja venir en gemidos y gritos de placer al sentir mi verga incrustada en ella, le duele, pero goza de placer, de tímida ya no queda nada. los gemidos francos y sinceros, los jadeos angustiosos elevan la excitación a niveles desconocidos. Siente el grosor de mi verga crecer en su interior y aumenta las contracciones de la vagina, mueve los labios aprisionando el pene, sube y se deja en venir caída libre. Y se viene en un largo y prolongado orgasmo ensartada en mi verga.
– No pares!, por favor, no pares, me estoy viniendo, no puedo soportar tanto.
– Te gusta?
– Siiiii, pero no puedo más- dame más…la quiero toda …dame tu leche papito –
Descargo mi verga en ella hasta quedar sin una sola gota
Queda exhausta, el mundo se ha detenido, tomamos una pausa. Luego de la pausa me dice que es momento de intimidad, quiere ir por más, está dispuesta a experimentar todo lo que ve en la película porno del tv. Las imágenes de sexo anal alocado y brutal. – Esto en la tv es real?
– Si por supuesto, siempre que haya personas para hacerlo realidad
– siento un poco de curiosidad por probarlo – No sé… pero si me llevas y enseñas cómo hacerlo… me animo.
¿esta segura que quieres probarlo todo así?
– Si… todo, sí.
Volvimos al juego de seducción, mi boca se une a la suya vertical, las sensaciones eróticas renacen, giro su cuerpo para contemplar sus nalgas, separo sus piernas colocándola en cuatro.
Desde abajo, separo los labios de su vagina, introduzco la lengua y comienzo a lametear su interior, mi trabajo en su sexo la excita. – Que rico gozar tu lengua, dame así, no te detengas.
– Ah qué ricooo, Síiiiiiii, me gusta, me voy a venir …
Era tiempo de hacerla desear, detuve el lameteo, pongo mi dedo juguetón justo en la entrada de su botón anal. Generosa de caderas, y el culito cerrado, estrecho y tímido, tentador, muero por deslizarme adentro. Tan solo falta dilatarlo, se le aprieta cuando froto el pulgar, teme al dolor, sus gestos son elocuentes. Sin avisarle coloco la punta de mi lengua en su ano y la muevo en círculos, luego acerco mi boca y le doy un tremendo chupón, luego con mi lengua dentro de su culito y mi boca aumento el ritmo de la chupada, Ya no regula el nivel de excitación, el disfrute, la incomodidad del cosquilleo y tensión, justifican y compensan con la intensidad y lujurioso placer de los orgasmos que estallan en sus entrañas.
– Papi, rico, siiiii, me estás matando, no puedo aguantar más. No estoy preparada para este ritmo de calentura, me hiciste venirme, no sé cuántas veces…Un gemido profundo, fuerte, intenso, libera la presión interior, vuelve a sentirse libre de expresar sus emociones, algo que la masturbación no podía calmar.
– Bueno! La quiero por ahí, por la colita… te gusta mi trasero? ¿quieres comerlo?
– Sí, mucho, es la entrega total. Despacio y con cuidado no pasa nada, solo un dolorcito la primera vez, pero si te relajas lo disfrutas.
La coloco al borde de la cama, a cuatro patas, De pie tras de ella separo sus nalgas al máximo
El índice mojado en la raja abre el camino a lo desconocido, la sorpresa inicial se vuelve un suspiro de aprobación, la penetración distrae su atención, el pulgar hace la diferencia, hunde la cabeza entre las almohadas. Activo la dedeada, hasta meterlo todo.
Mi suave y delicada dedeada la eleva, la lleva a un placer único…
En la distracción aprovecho para reemplazar el pulgar por la verga, froto la cabeza en el centro del hoyo, reacciona, intenta escapar, se agarra fuerte de la cama, la sostengo de los hombros, empujando lento y delicado, pero con decisión. – Ahhhh, noooo, por favor, me la metiste toda !, me duele…mi culito, parada ya ¡
– Solo fue la cabeza, tranquila, quédate quieta y se te calma
– Más te vale, entró la cabezota, siento todo abierto, no te muevas más, porfa…
– Me quedaré quieto
Mentía descaradamente. Agarrado de sus caderas empujo otro poco más de verga. – Otra vez!!, me la estás metiendo! ¡Era solo la cabezota!
– Bueno solo mentí un poco, me quedo quieto, tranquila, ya te entró toda…
– Que no está toda dentro. – Mientes, no está toda, siento solo la mitad adentro…me duele
Nuevo intento, hasta el fondo. Dominada, monté sobre sus caderas, mis piernas sobre las de ella la inmovilizan, agarrado de sus hombros concretan la sumisión, volcado sobre su espalda, empujo todo el árbol de la verga hasta el fondo, el ruido de los testículos golpeando sobre la jugosa vagina en cada envión.
Sin prisa, el goce a pleno, comienza a pedir que termine pronto, siente el ano súper dilatado, la culeada salvaje adquiere ribetes épicos, la excita, potencia la calentura, una loba en celo.
Ha dejado de luchar, el dolor se va diluyendo en placer, acepta mi indicación – aprieta el culito cuando te la meto, abre cuando te la saco.
Se vino un minuto después en un chorro de jugos orgásmicos increíbles… hasta que, en un grito, me pide, me exige – dame tu leche en mi culo…-, me deje venir sin detenerme.
– Amor no paresss, tienes que acabar de abrirme el culo. Sus gemidos se enredan con mis jadeos, la calentura contenida impulsa la eyaculación, bien desde el fondo solté todo, todo hasta el último aliento de vida.
– Down, papi cuanta leche, cómo puedes acabar tanto. Se siente caliente, qué bueno. Me diste por mi culito de verdad, ya n o es virgen, lo siento latiendo mucho.
– Lo siento, que culito tan divino el tuyo mami.
– Si, me dejaste adolorida. No te salgas aún, quédate encima de mí, te toca consolarme.
En el camino después de salir del hotel, con algo de pudor, confesó que la penetración fue algo doloroso, pero el temor cambio por el placer y se sintió en las nubes.
Su primera infidelidad con un hombre que conoció unas horas antes, exacerbó su sentido erótico más obsceno, descubrirse a sí misma, disfrutar la lujuria.
– Sí, me gustó sentirte, me abriste tanto que me sigue latiendo, tu semen está comenzando a bajar. Te odio y te amo, me encantó como me hiciste el amor, pero… esto termina acá, no más por atrás.
Nos despedimos un par de cuadras después, el beso fue intensamente húmedo, descendió, pero antes dejó la última recomendación: – No me llames, yo lo haré.
Al día siguiente recibí su llamada: – Te odio, al entrar al baño hoy sentía el dolor de tu sexo todavía, mi no me ardió terrible, también me sangró un poco.
– El sangrado es por la primera vez suele ser algo común, no pasa nada, dura poco tiempo.
Mañana es el día indicado para nuestro segundo encuentro, la promesa de una mañana feliz me pone ansioso y muy caliente, otra más de mis experiencias eróticas, una más, pero para ella y para mi única e irrepetible.