Guía Cereza
Publicado hace 5 días Categoría: Voyerismo 550 Vistas
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Me gustan los parques porque son los sitios ideales para sexo al aire libre con chicas y mujeres maduras sin compromiso y además se experimenta la adrenalina de quizás ser descubiertos, en una salida de esas conocí a una viuda que resulto ser una mirona.


Esa señora y yo pasábamos de los cincuenta, ella estaba sentada al otro lado de mi ubicación y de seguro no me veía por el árbol en que yo estaba recostado. Note muy pronto como ella se fijaba en todas las parejas, a ninguna le quitaba el ojo. Me levante y me acerque sin ser visto a ella «¿te gusta mirar, hermosa señora?». Me miro espantada. Le indique que se sentara conmigo en el árbol y ella no muy convencida acepto.


- ¿Quién eres y que haces por acá sola? -

Me respondió que era viuda. Se le había muerto el marido hacia siete años y desde entonces va al parque a pasear y mirar a las parejas que van allí.  Vive en el quinto piso de un bloque vecino del mío.

Me fije mejor en ella, tiene unas lindas tetas y un tremendo culazo

- ¿Eres lo que se llama una mirona? -

Vestía con una blusa amplia que permitía ver el vaivén de sus tetas y una falda por encima de la rodilla que la hacía ver muy sexy. Destacaba su culo, un culazo que parecía estar pidiendo una buena verga.


La viuda estaba sorprendida conmigo hablándole y sentado frente a ella.  Me miro y me dijo – Me llamo Lola- ¿y usted?


En ese momento una pareja se sentó en una banca del parque, era un tipo de unos 30 años y una chica de unos 19 años vestida de uniforme de colegio, aunque se veía a la legua que no era colegiala. El tipo empezó a besar a la chica y le acariciaba las tetas por encima de la blusa que traía puesta.


Lola comenzó a frotarse las manos nerviosa, sus ojos no se quitaban un segundo de aquella pareja, sus piernas se movían suavemente mientras las apretaba. Yo miraba a aquella mujer y vi como sus pezones se pusieron erectos, mi verga tuvo la misma reacción.


La chica descruzó las piernas y se desabrochó un par de botones de su blusa. La viuda empezaba a ponerse más nerviosa, pero no se levantaba ni decía nada. Solo miraba.

Como si nada, le puse una mano en la pierna a Lola. le   subí un poco la falda para ver y tocar sus muslos y entonces ella se desabrochó un poco la blusa. La mujer estaba poniéndose caliente con el espectáculo.


El tipo metió la mano bajo la falda de la chica y comenzó a frotar sus dedos en la ropa interior, al mismo tiempo la chica empezó a acariciarle la verga por encima del pantalón

 

—Acaríciale bien la verga, niña. Le escuche decir a la viuda, como hablando para ella

Lola ahora se acariciaba sus lindas tetas, yo le había subido tanto la falda que se le podían ver unas tanguitas negras.


La chica bajo la cremallera del tipo acariciándole la verga sentada en la banca del parque. Lola estaba alucinada y con la respiración agitada, solo reacciono un poco cuando oyó que yo le decía.


—Déjame chuparte tus tetas.

—Qué dice. No puede ser —Se hacía la recatada mientras su vista seguía fija en la pareja enfrente de nosotros.


Yo estire mi mano y toque uno de sus pezones —No, no, puede ser, nos puede ver alguien –decía la mujer, que hacía intentos de esconder sus tetas con la blusa, pero su mano busco mi verga por encima del pantalón.

—¡la tiene parada!, ¿esta excitado?

Al final decidió que fuéramos a su casa. Volteo a mirar a la pareja, el tipo se había subido el pantalón y se marcho dejando a la chica excitada y con las piernas abiertas y la tanga a mitad de sus rodillas.

Lola se acerco a la chica y le dijo: -ven con nosotros a mi casa- estas toda despeinada y te ves terrible. La chica obedeció tomándola de gancho.


Un rato más tarde, Lola y nosotros estábamos sentados en su sala, ella frente a nosotros nos miraba, mientras la chica y yo sentados en el sofá. Ahora yo le estaba acariciando por encima de la falda.

—Siii, tóquela, acaríciela toda—decía Lola—. Nos hablaba excitada mientras sus ojos devoraban la escena enfrente de ella, la chica mamaba mi verga, arrodillada en el piso, mientras yo le sobaba el culo y le metía el dedo descaradamente en el ano.


Lola parecía elevada, ni siquiera se daba cuenta de nuestra presencia. Solo sintió que estábamos allí cuando me arrodille detrás de la chica montada sobre la silla del sofá y agarrada del respaldo, yo estaba    acariciándole el culo y le tenía subida la falda hasta la cintura, allí entonces le pase los dedos por la raja del culo y luego le empecé a lamer


—Ay, ay, ¿qué le hace? La va a hacer tener un orgasmo muy rápido -hablo la viuda. —que bien lo va a pasar esa chica, mejor que nunca.

Yo había apoyado mi verga entre sus nalgas y la empezaba a restregar.  —¿Qué le va a hacer? –me preguntó Lola.

—Estoy deseando meterle la verga en ese culazo.

—No, no, le va a hacer daño, por favor.

—No creo, se nota que le han dado muchas veces por ese culazo.

—Sí, sí, pero no mucho- habló la chica. Me lo desvirgaron hace poco y luego me han culeado varias veces. Pero fue muy poco y a mí  me encanta, pero siempre me dejan doliendo mucho el ano

—Veras como conmigo si te gusta.

Me coloque en medio de sus piernas, Lola seguía mirando. Le separé las nalgas a la jovencita y corrí su tanga hacia un lado, dejando libre su vagina. Estaba rasurada a la mitad.


Acerque mi lengua y la repase por el centro de la raja, tocando con la punta la cresta de su gallo inflamado y suave. Ella gimió fuerte y separo más sus piernas. Yo estaba enloquecido. llevaba algún tiempo sin comer cuca y disfrutaba como loco. La viuda empezó a gemir y acariciarse la raja.

—Ay, ay, ay, que lengua y que bocas tan ricas.

 Yo le había metido dos dedos en el culo a la joven y los movía adentro y afuera, uno, dos. Después me volteé y le comí todo el ano. Mi lengua la recorría por detrás. Ella casi gritaba.

—Ay, ay, vas a hacer que me venga.

Yo sentí que era el momento de meterle la verga, pero decidí clavársela primero por la vagina y dejarle el culito para después.  Había puesto de lado a la muchacha para que la viuda viera bien y disfrutara el espectáculo. restregué mi verga por toda la raja y el culo, la moví como si fuera un dedo. Ella se volvía loca, quería más. —Ay, ay, métemela, métemela.


No la hice esperar. Le empuje la cabeza. Ella se movía para que le entrara hasta el fondo

—Así, así, dame más, dame más.

No había terminado de venirme cuando escuché la voz de Lola que se había parado frente a nosotros.


-Quiero que me meta su verga a mí también señor…  estoy muy   excitada y quiero darle una mamada y que me chupe el culo  …me tiene muy   arrecha y quiero que me la meta y si usted niña quiere tocarme …ricooo!

Yo deseaba acabar en el culo de la viuda.  Metí tres dedos en el culote de Lola para dilatarlo pues sabía que llevaba tiempo sin actividad.

Después de recuperarme un poco, coloqué la punta de la verga en su ano y la moví alrededor.

—Métamela, métamela, Yaaa papito. -

Se la metí despacito, primero la punta, después un poquito más, después empujé con todas mis fuerzas y me moví frenéticamente. Fue impresionante. Llevaba muchos años sin echar un polvo tan salvaje y se vino con una meada de campeonato. Entonces yo sentí que me venía y cuando jadee, la chica me pidió que le echara el semen en su boca, se arrodillo frente a mí y se tragó mi verga gorda e hinchada, al momento sentí como mi leche le llenaba la boca y descargue toda mi excitación guardada.


La viuda estaba frotándose la raja mientras veía como yo me venía en la boca de la chica y cuando la miramos juntos a la vez, se vino de nuevo jadeando

—Esto tenemos que repetirlo muchas veces, sino les molesta a las dos –le dije a la viuda cuando termino y se acomodó la ropa, al igual que la chica y yo antes de irnos —te va a encantar.

¿Y cuándo será ese nuevo día? Pregunto Lola mientras caminaba hacia la puerta de su casa para abrirnos   

—El viernes, y que no falte Teresita le dije mirando a la chica —le dije cuando nos despedía.

 -- Seguro que el viernes nos espera- dijo Teresita mientras nos íbamos

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