Si hay algo molesto en el sistema masivo de transporte de una ciudad, son los tumultos y el asignamiento en las horas pico, sin embargo del fastidio, la estreches y los empujones fácilmente se puede pasar de un viaje desagradable a un viaje muy caliente.
Para los que viajamos en ese sistema saben que en horas pico después de las 5 de la tarde, ese transporte se pone a reventar y en las estaciones del sur de Medellín se llenan de una manera absolutamente insoportable.
Pues bueno, esto me sucedió hace ya unos meses cuando venía del sur e iba para puerta del norte en Bello. Estaba yo en el gusano ese y en la estación poblado se llenó de una manera que quedamos como salchichas. No quedé ni pa donde moverme. Mano atrás a la billetera y la otra al frente en el celular. Ni tenía que agarrarme de ninguna barra porque estaba muy apretado.
Resulta que en el movimiento uno se va ajustando y en esas quedé de frente a un mancito, bajito, barbaito y muy chimba. Frente a frente, podía sentir su respiración y ver su cara hermosa. El vagón hace lo suyo, el movimiento y la estreches le va pegando a uno el cuerpo, que culpa, es cuestión del sistema de transporte. Se los aseguro no soy de los que busco eso, así me guste el sexo y el morbo, soy absolutamente respetuoso y de ninguna manera aprovecho esos espacios para tratar de tocar a alguien.
El tema se hizo inevitable, como tenía la mano protegiendo el celular, el movimiento me llevo a rosarle sin intención el paquete al vecino del frente razón por la cual, traté de girarme un poco para no tener una mala experiencia o un reclamo. Resulta que al mancito como que le gustó, porque busco de nuevo mi mano y la acerco de nuevo a su verga mucho más fuerte y más directo. Ah no! Yo me relaje y le seguí el juego. Listo, comenzamos el toqueteo, el rose chimba al punto que se nos paró el chimbo de una forma espectacular. Él se aseguró de bajar su mano a la misma posición y el rose ya era mutuo, las vergas paradas y la respiración agitada, nadie podía vernos porque eso estaba a reventar y por allá abajo no se ve ni chimba. El viaje era largo y el gusano va lleno hasta bello. Comenzamos a tocarnos cada vez más, a pajearlo por encima del Jean y a sentirle esa verga gruesa que tenía.
Comencé a buscar la forma de bajarle el cierre y meter los dedos a tocarle el chimbo, fue difícil pero logré llegar hasta su verga, estaba parada, caliente y babosa. Logré sentir cabeza y su líquido preseminal y me llene los dedos de él, lo llevé hasta mi boca disimuladamente. Que chimba esa sensación.
Lo seguí pajeando con dos dedos pero por encima del boxer en medio de la incomodidad.
Ya íbamos en la terminal y no sabía hasta dónde iba, por lo que intensifiqué el rose y la paja sobre la tela, el man respiraba fuerte y me rosaba el chimbo con más ganas. En la estación siguiente no aguanto más y se vino ese man, Parce, respiro fuerte y se estremeció, sentí todo ese semen en sus boxer y la Humedad en sus pantalones. Ese man se vino de una forma muy chimba. Bajo su bolso y cubrió el desastre y me jaló la camiseta, haciéndome señas que me bajara con el en la próxima estación donde se coge el cable.
No era mi estación, pero me bajé con ese chimbo todo parado, trate de cubrirme y logré salir en la estación siguiente.
El man estaba súper mojado pero con el bolso lograba disimular, olía a blanqueador jajaja, me habló, conversamos un rato de cosas calientes y nos pasamos número, no teníamos ni lugar ni tiempo de irnos a culiar, pero quedamos de hacer algo luego para compensarme por esa chimba de paja que le hice en medio de ese tumulto. Esa culiada fue muy chimba y se las contaré en otro relato.