
Compartir en:
Si hay algo que de verdad siempre me ha gustado, es penetrar las mujeres por el culo, eso me excita bastante y más cuando el culo es grande y de mujer madura. Lo anterior lo menciono porque esta experiencia trata sobre como tuve sexo anal con una de las tías de mi hijastra.
Para comenzar tengo que reconocer que en esa familia las mujeres suelen tener grandes traseros, principalmente porque son caderonas y nalgonas lo que las hace bastante apetecibles. Ya me había fijado, en los diferentes traseros que había en la familia y hasta había podido comparar algunos con el de mi mujer. Había uno que me atraía, no sé si era el mejor, pero si el que más me agradaba, por lo que me dedique a buscar la oportunidad de meter mi verga dentro de ese culo.
La susodicha era una de las tías de mi hijastra, es decir cuñada de mi mujer en su primer matrimonio, la cual tiene aproximadamente 45 años y mide como 1.55 m, es de piel morena, cabello oscuro, con un poco de barriga, pero lo que se llevaba las palmas era su trasero el cual cumple las especificaciones antes mencionadas, pero como ella usa pantalones anchos o faldas amplias, entonces todavía se le ve mucho mejor su trasero, ya que se le notaba muy duro y macizo. Además de que tenía fama entre la familia de ser un poco puta, lo que hizo que tomara un poco de más deseo de mi parte.
Bueno, en una ocasión en que me encontraba solo en casa, era un sábado y por lo cual todos habían salido, yo me encontraba en casa porque no salgo mucho. La señora de la historia de hoy vive en un pueblo cerca de Cali donde vivo yo, por lo que cuando la veía era porque venía de visita. En esos días se encontraba de visita a su familia, por lo que, sin más, esa tarde llego a la casa preguntando por su sobrina y la verdad me sorprendió porque la verdad no esperaba visitas, me comentó que venía de hacer unas compras y como le quedaba relativamente de paso, decidió pasar a visitarnos.
Le comenté que habían salido de compras y que llegarían un poco tarde, pero entonces me di cuenta que era la gran oportunidad que buscaba por lo que inmediatamente le ofrecí pasar y descargar los paquetes que traía, al querer ayudarle con las compras, le alcancé a tocar uno de sus senos y vi como se puso colorada. Me hice el tonto y la acompañé a la sala, le ofrecí el sofá y algo de beber, a lo cual contesto que sí. Le serví un vaso de cerveza, después de dárselo y hablar de otras cosas tocamos el clásico de la familia:
-Porque te dejan solo en casa y se van de compras solas? -Me preguntó, a lo cual sólo contesté que en realidad no era por alguna razón concreta, sino que yo aprovechaba para adelantar trabajo y ver partidos de futbol.
Después me dice la clásica frase: -Pero si eres muy guapo! Mi cuñada y mi hija no deberían dejarte solo, podría venir el coco y robarte, jajajajajaja
-Sí, ¿verdad?! -sólo atine a decir.
La charla siguió por un buen rato, mientras yo disfrutaba ver sus piernas cruzadas y sus tremendas nalgas, empecé a buscar el momento adecuado para decirle algo referente a su trasero, pero después de un rato por fin me animé a preguntarle algo, además de que ya no podía pensar en otra cosa.
Ese día ella llevaba una blusa no muy gruesa color amarilla que me imagino que le gustaba mucho o tenía varias porque se la veía puesta en varias ocasiones, una falda amplia color negro que dejaba ver mucho de su cuerpo y sobre todo de su entrepierna al estar sentada, aún no podía ver su ropa interior, pero por lo que se le veía podía notar usaba un sostén muy sexy y una tanga de hilo, además eso me recordó que quería era su culo.
Bueno, por fin me anime a hacerle una pregunta con referencia a su trasero:
- ¿Disculpa, pero te gusta más usar falda que pantalón? Porque la verdad los pantalones que usas casi siempre que nos vemos, te hacen ver más joven y atractiva.
Entonces me observó con una mirada de extrañeza y de duda, por lo que me soltó lo siguiente:
-Por lo que veo te gusta mirarme y aún más mis nalgas, ¿verdad?, -cuidado te pillan tú, mujer o tú, hija y te asesinan! jajajajajaja ¿te gustan mis nalgas?
-La verdad sí y bastante.
-Quieres tocarlas? -En ese momento me di cuenta de que era verdad lo que se decía de aquella mujer y que por fin había llegado mi oportunidad. Me levanté del sillón y fui directo hacia ella, entonces puse mi mano en sus piernas, mirándola fijamente, subí por en medio hasta tocar su tanga, ella cerro sus piernas y me dijo - Creí que eran mis nalgas lo que te gustaba, mis ojos asintieron y ella entonces dio la espalda y levantando un poco su trasero, levanto su falda y me dejo ver las nalgas más hermosas que yo había visto hasta entonces. Su hilo se perdía en lo profundo de ellas y de seguro cortaban el ojo de su culo, sin pensarlo dos veces comencé a sobárselo hasta que ella me dijo- ¿te gusta?
-Sí, bastante.
La verdad me encontraba bastante idiotizado tocando semejante trasero, entonces me lanzó otra pregunta:
- ¿Y qué, sólo quieres tocarlo o hacer algo más?
-La verdad, me encantaría hacer muchas cosas con el, y tus nalgas también, besarlas, chuparlas, morderlas y lamerlas hasta el fondo y al final quiero poder penetrarte por el culo.
- ¿Huyyy, no creí que sintieras todo eso…seguro que ellas se demoran?
Lo dijo mientras se quitaba la falda y me dejaba ver una tanguita blanca muy sexy, su vagina rasurada con estilo, en forma de corazón, se veía más pequeña por el tamaño de sus piernas y su vagina.
Se sentó y separo las piernas, yo no lo pensé y me arrodille, acerque mi cara y olí aquella cueva de placer dispuesta para mi, la bese si entiendo el temblor de ella y de sus piernas, luego con la punta de la lengua recorrí toda su vagina cerrada, separando los labios gruesos y babosos, restregué mi lengua con fuerza en su raja y luego busque su clítoris, sus gemidos eran casi gritos. Moví mi lengua en círculos en su gallo que era como una cresta gigante, luego lo atrape con mis labios y lo masturbe hasta que se puso rígido y erecto. Parecía una lanza dispuesta a clavarse en lo que encontrara. Chupe, lamí, frote con mis labios y sin previo aviso, succione con fuerza hasta que llego un tremendo orgasmo que lleno mi boca.
Moví mi lengua a la vez que introduje dos dedos en su vagina, lo que la puso como loca, se revolcaba en la silla y de pronto atrapo mi cuello con sus piernas y me empujo más hacia el fondo de su raja, casi sin dejarme respirar. Mi lengua seguía sus movimientos frenéticos y no tardó en llegar un nuevo orgasmo seguido de tremendo gemido. Mientras chupaba sus jugos, mi lengua bajo hasta la entrada de su ano. Allí fue el clímax total para ella, se empezó a venir a chorros mientras me gritaba que no le sacara la lengua de su culo …
-Asiii, siiiii, que ricooo, así más, métela más papito…
Sin más me lancé sobre ese culo y comencé a lamerle ese ano, dilatado ya por los lengüetazos, ella sólo se agarraba del brazo del sillón y gemía como loca. No pude más. Me puse de pie y coloqué mi verga en la entrada de su ano y le empujé primero la cabeza, entonces ella pegó un pequeño grito o gemido, entonces por fin empujé todo lo demás de mi verga dentro del ano de aquella mujer arrecha, era algo sensacional sentir mi pene dentro de ella y como era oprimido y masturbado, apretaba y soltaba sus paredes anales de una manera increíble.
Comencé a bombear cada vez más rápido durante un rato, no fue mucho, ya que estaba bastante excitado y con la presión sobre mi pene y el sonido que se hacía cada vez que chocaba con sus nalgas me excitó bastante y terminé dentro de ella, dejé de bombear hasta que sentía que estaba totalmente seco.
Pero una vez que terminé no se la saqué, se la dejé adentro y es que la verdad quería venirme por segunda ocasión en su culo. Ella jadeaba un poco por la culeada inicial, cuando sentí que mi pene se recuperaba otra vez comencé a bombear de nuevo, pero ella me pidió que se la sacara después de un rato ya que sentía un dolor en el ano, sin importarme la seguí culeando con fuerza y ella gemía y rogaba suavemente, cuando su voz se escuchaba entrecortada, me vine de nuevo dentro de su ano, ya me había venido lo más que podía, así que por fin se la saqué y pude ver un ano bastante dilatado e irritado. Durante un buen rato se sentó de lado y con el culo descubierto hasta que se le paso el ardor del culo.
Después de aquella vez pensé que ya nunca volvería a querer culear conmigo, pero para mi sorpresa una semana después me llamo y me invito a su casa y otra vez pude metérsela por el ano. Ahora cada vez que podemos, le hago servicio a domicilio.