Guía Cereza
Publicado hace 2 semanas Categoría: Jovencitas 1K Vistas
Compartir en:

Bueno, todos los escritos que he estado compartiendo, han sido experiencias, que he tenido con diferentes personas o con las mismas. No hay una línea temporal, ¿Por qué? Porque al ser un hombre solitario, y no contar mis experiencias a conocidos para mantener mi vida y “mi doble vida” privada, me gustaría relatarlos. Al final, nadie me conoce. Por otra parte, prepárense para un contexto largo, los relatos sin contexto son muy básicos.

 

Esta experiencia, se dio con una amiga de mi hija, (mayor de edad). Mi hija, contraria a mí, es bastante amiguera, sus amigas vienen nuestra casa, a veces se quedan, otras veces pasan la tarde, otras veces se ponen a hacer trabajos y, en algunas ocasiones, me piden ayuda, ya que, como he comentado, soy profe y sigo haciendo mi posgrado.

 

Hace un par de meses, vino mi hija con dos amigas (pongámosle a la susodicha Lola Meras). Así pues, estaban haciendo un trabajo, en realidad era una bobada, creo que era más por salir de casa y hablar entre mujeres, que por el trabajo en sí mismo, ya que acabaron rapidísimo. Yo estaba encerrado en mi cuarto estudiando, y bajé a ver cómo iban y, también quería ver con que tipo de personas estaba mi hija, ambas niñas eran bien habladas, pero una, era la mejor amiga de mi hija y Lola Meras era la amiga de la mejor amiga de mi hija. Pedí una salchipapa para que comieran, estuvimos conversando sobre sus proyectos de vida, la universidad y demás cositas. Me parecieron buenas chicas, todas dos muy bonitas, pero Lola, tenía un aire a niña caliente, pero morronga (en buenos términos). Además, me hablaba sin pena, era entradora y fue en la conversación que me di cuenta de que trabajaba y estudiaba, eso le hacía tener un poco más de carácter, es decir, no tan niña.

 

Yo me subí, las niñas decidieron quedarse a dormir y bueno, yo me acosté muy a las 3 de la mañana cuando ya había terminado una reseña para entregar. Al otro día en la mañana, ellas ya habían preparado el desayuno, y estaban en el cuarto de mi hija, hablando, mientras mi hija se bañaba, una se estaba vistiendo porque se bañó primero y la Lola estaba ahí, existiendo supongo, sin bañarse aún. Yo bajé a la cocina para servirme el desayuno, me senté a comer, cuando vi sus piernas bajando las escaleras, blancas, una camisa larga y, debajo una licra gris, corta. Por un lado, de su cadera se había metido un pedacito de su camisa, así que se notaba como el “pam” lo tenía marcadito yo, evidentemente la saludé mirándole el rostro, no quería incomodarla, sería muy paila que mi hija me dijera que sus amigas se sintieron incomodas porque su papá las morboseaba.

 

Mi sorpresa fue que se sentó a la mesa y se puso a hablar conmigo, temas interesantes, no era una niña vacía, sus ojos son cafés claros, blanquita, mandíbula cuadrada, cabello castaño oscuro… muy linda. La conversación fue amena e interesante, lo que más me llamó la atención es que al terminar de desayunar e ir a lavar los trastos, ella me acompaño y mientras lavaba y hablábamos, se sobo el estómago subiéndose la camisa a la distancia justa para verle su panocha marcadita, cuando lo hizo, dude, pero miré rápidamente y me voltee a poner los trastos en puesto. Ella se dio cuenta y sé que lo hizo para que la viera y, si, cumplió su propósito, pero no le seguí el juego, no le hice una mirada libidinosa, solo continué hablando. Finalmente se fueron.

 

En la noche, mi hija me dijo que le había caído muy bien a Lola. Y después de eso, me enteré en las conversaciones con mi hija que Lola le escribía mucho, se empezaron a acercar más, Lola empezó a venir más seguido a casa, tenía más confianza, me saludaba de beso en la mejilla, traía mecato para mi hija y para mí, bueno lo vi normal. Eso hizo que la otra amiga le dieran celos y peleó con mi hija, así que: ¿Quién fue el consuelo de mi hija? Si mi gente, “Lola Lamerás”.

 

Lola vino a quedarse a mi casa en cierta ocasión, sobre todo a visitar a mi hija ya que se había enfermado, eso fue un viernes, estábamos los tres en la sala, viendo Smile, una película de terror, que a mí en sí no me asustaba, pero por alguna razón a ellas si, y Lola, sobre todo, quería verse esa bendita película, aunque la 2 ya había salido. Mi hija se quedó dormida ya que estaba mareada, maluca así que le dije que se fueran a acostar, ya que así no iban a disfrutar el metraje, y yo sí me la iba a terminar de ver, mi hija le dijo a Lola que se la viera, que ella hace tiempo quería vérsela y porque ella esté enferma no se la va a dejar de ver, y se fue a acostar. Eso me hizo querer insinuarle algo a Lola, así que le dije que yo la acompañaba a acostar, pero mi intención era dejar algo en la puerta de mi hija, cosa que si la abría se escuchara y de ahí a que bajara del tercer piso al primero pues había tiempo, Mi gente, así fue: me cambié, me puse como siempre mi pantaloneta sin bóxer, una camisa y cuando bajaba, Lola me dijo que se pondría cómoda. Bueno, pues la esperé, haciéndome el pendejo para volver a poner el adorno en la puerta de mi hija.

 

Lola bajó, yo no la vi cambiada, solo me avisó, y yo puse el “cosito” ese en la puerta nuevamente y bajé. HPTA, una camisa más o menos larga y yo juré que no tenía sino un hilo pequeño, me hice el marica y me acosté en el piso con una cobija. Ella se hizo a mi lado, gritaba, me cogía, se acercaba, y yo le dije: Ve, acóstate, porque si te da algo no te voy a cargar, soltó la risa y si, puso la cabeza sobre mis piernas. Y, al acurrucarse, su camisa se recogió, pues “familia” no me equivoqué, solo tenía un hilo, se veía media nalga y un tatuaje, un hongo fumando marihuana. A mí, poco a poco, se me empezó a poner dura la verga, me palpitaba, se estaba llenando de sangre, yo respiraba y, curiosamente, note que ella no se estaba asustando, no estaba atenta a la película y disimuladamente, acomodándose el cabello me rozo la verga una, dos y tres veces.

 

Yo decidí hacerlo palpitar, para que se moviera. Ella, también tomó su decisión, poner la mano en él, y acariciarlo: primero con la punta de sus dedos, de arriba hacia abajo, después con la planta de su mano, y después lo apretó, volteó su rostro hacia mi polla y se pasaba la cara sobre él, por encima de la pantaloneta, volteó su rostro hacia arriba y me miró y, vi en su mirada ese morbo, sus ojos me pedían que lo sacara, pero no lo saque; mirándola a los ojos, extendí mi mano hacia su vagina, sentí un fuego que desde el centro de mi ser, se extendió hacia mis extremidades de manera impetuosa, cuando ella abrió las piernas al percatarse que mi mano bajaba hacia su fuente, su rajita, su chochita, estaba dispuesta a ser tocada, más aún, cuando sentí que su chochito estaba tan mojado, que tenía empapado su hilo (Yo quería ese hilo para mi).

 

Con el dedo del medio empecé a acariciarle su rajita, más arribita, porque quería percibir donde su cuerpo reaccionaba, cuando encontré el punto, la rozaba suave sobre su hilo, ella se movía, su ceño se arrugaba y sus ojos se entrecerraban, se veía lo arrecha que estaba, metí mi mano para utilizar su juguito para seguirla estimulando, saqué mi mano, me lamí los dedos y le dije: “tu panochita sabe delicioso”. Esa niña, gimió, sentía que estaba tan arrecha, que se movía hacía adelante y hacia atrás, en ese punto le dije: “quiero que me babosee el chimbo, que me lo saboree” y me dice: “y tú por qué crees que vine a quedarme, hace tiempos he querido que me comas mi cuquita”. Saqué mi verga por un lado y se la metí en la boca, lo lamía con ganas, se lo metía todo casi hasta vomitar, no fue el mejor oral de mi vida, pero la peladita le metió los kilos, dicho de otra manera, se esforzó. Al mismo tiempo, yo seguía acariciándole el chochito. Me bajé y le empecé a hacer su oral, mientras le decía ven con los dedos dentro. La pelaita gemía, pero se tapaba la boca, la levanté más y le empecé a lamer el culo, se lo abrí y le metía la lengua, pasaba a su vagina, y la verrionda se vino, se vino en mi boca.

 

Ahí subí, y la iba a besar cuando me dice: “me acabas de hacer un oral” a lo que le dije: nene, el sexo rico es sin asco y la besé, ella se exalto de calentura (Creo que se sintió la más dañada… hay nene, lo le espera de ahora en adelante conmigo y con sus próximas parejas, experiencia vas a tener). Así, encima de ella, le empecé a rozar la cuca con la cabeza de mi verga mientras la besaba, ella, bajó su mano y se lo metió sola, estaba mojadita y tibia, le empecé a dar mientras le lamía las tetas. La puse de lado y después boca abajo. Al momento, de misionero otra vez, le dije que me iba a venir y lo iba a sacar, pero ella me cogió, rápidamente le dije de nuevo que me iba a venir y ella no me soltaba, y me dijo: no lo saques, quiero sentir tu leche adentro… Ahí viene, y ella dijo: Uff que ricooo como te palpita adentro de mí, en un rápido movimiento de ella, se hizo encima y siguió moviéndose, y se vino otra vez mojándome las guevas.

 

Al terminar se acostó sobre mí y no dejaba que se lo sacara y sentía como su vagina palpitaba como si quisiera arrancarme el chimbo y comérselo. Respiraba agitada, se acabó la película, apague la tele, nos quedamos ahí acostados en el piso besándonos, rozándonos y al rato, nos echamos otro polvo.

 

Subimos, yo me bañe en el segundo piso, ella en el tercero y al yo subir a mi cuarto, ella me estaba esperando para despedirse con un beso mordiéndome el labio, me cogió el rostro, que descanses, espero que no sea la última vez y tampoco le digas a tu hija, ella te cela mucho y me dejaría de hablar.

 

Al otro día ella se fue para su casa, aún nos vemos de vez en vez. Consiguió un novio en la universidad, un pelado pinta, pero a ella le quedó gustando el papá de su amiga, el negro y 18 años mayor que ella, porque aún nos vemos en mi casa o, en moteles.

 

 

Publica tu Experiencia

🍒 Pregunta Cereza

Cuando estás en la intimidad, ¿qué tipo de experiencias te causa más excitación o conexión? ¡Cuéntanos tu opinión!



Nuestros Productos

Disfraz Miss Patty

CEREZA LINGERIE $ 94,900

Vestido

MAPALE $ 126,000