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En el mundo de el sexo, fetiches y parafilias hay actos que aúnque no son netamente sexuales, si incrementan el placer que pueda recibir de ellos. Uno de estos es hacerlo en un lugar público, en donde la adrenalina de ser descubiertos aumenta mucho más la percepción de el placer que se recibe. Esta corta historia relata un encuentro excitante que tuve en su momento.
La llamaremos Ana, un jovencita hermosa que siempre me había parecido que estaba muy linda y con un cuerpo maravilloso, un día común y corriente hablando con ella la conversación se nos fue saliendo de las manos. Lo curioso era que ella estaba en clase mientras yo estaba en mi casa relajado. La conversación subió y subió en tono, Ana ya estaba excitada al igual que yo. En esa época tenía acceso fácil al carro de mi padre y tiré un lance que honestamente no pensé que fuera a decir de que si. Ella vive en la ceja y le dije que quería verla para besarla y devorarme aunque fuera esa boca. Ella aceptó, ya de por si un milagro. Esperé a la hora ne la que sus clases hubiesen terminado, me dirigí a su universidad y la esperé.
El tiempo es relativo y esos míseros 5 minutos que estuve esperándola se me hicieron eternos, hasta que la vi, le había dicho en el chat qué cuando nos encontráramos quería recibirla con un beso y ella obedeció, lo primero que hizo después de decirme hola fue plantarme un beso y que beso tan delicioso. Sentí como cada fibra de mi ser simplemente se encendió, fue maravilloso.
Nos montamos al carro, lo encendí la miré y le di otro beso apasionado, para ese entonces ya tenía las ganas por el cielo y mi falo a su máxima expresión y emprendimos el camino, en el transcurso hablamos de todo un poco. Los que viven en el oriente antioqueño saben que la vía hacia la ceja es extraña, a veces es concurrida e iluminada pero hay sectores solitarios y oscuros, aproximadamente a mitad de camino me detuvo, puse estacionarias, cerré las ventanas y comenzó todo.
Nos empezamos a besar de una manera desesperada, con tantas ganas, con tanto deseo, yo acariciaba todo su cuerpo por encima de la ropa, sus senos, su cintura, su cara, sus nalgas y su sexo por encima de su Jean, poco a poco levanté su blusa y brasier y tuve sus senos expuestos, eran uno de los pares de senos más hermosos que había visto, un tamaño no muy grande pero tampoco pequeños, la gravedad no afectaba para su forma simétrica y unos pezones de el tamaño y ideal y para este punto ya estaban duros. Los acaricié y comencé a chupar, lamer y mordisquear mientras ella se retorcía y gemía levemente. Esos gemidos y respiración entre cortada me ponía a mil. Esa estimulación auditiva siempre será bienvenida.
Me separé de sus senos y ella se inclinó hacía mi, me besaba y al mismo tiempo acariciaba mi verga por encima de mis jeans, lo hacía de una manera suave pero se le notaba el erotismo al hacerlo, mi correa ya estaba desabrochada, el botón y cierre de mi pantalón siguieron. Hasta que fue liberado de mis pantalón, ella lo tomó en sus manos y lo acarició lentamente, de arriba a abajo, era una sensación deliciosa, pero fue mucho mejor en el momento que ella bajó su cabeza y pude sentir ese primer lenguetazo, los hombres sabemos lo que decimos, es la sensación de estar por primera vez con una chica y sentir el primer contacto de su boca con tu verga, es indescriptible.
Lo había suave y húmedo, la combinación perfecta de como me gusta sentir un oral, fue demasiado estimulante. Por primera vez pude notar lo que estaba sucediendo al rededor, la vía en la que estábamos no era tan sola como se pensaba, habían carros e incluso una qué otra bicicleta pasando por ahí, se deberían de estar imaginando lo que estaba sucediendo pq vi los vidrios de el carro y todos estaban completamente empañados, ella seguía dando su mamada como una experta, sus labios un poco gruesos se sentía bajar y subir por mi falo y era eléctricazante, a veces jugaba con su lengua en la cabeza y me hacia ver estrellas, me sentía en la mismisa gloria de el placer.
Ahora quería ser yo quien probara todo lo que tenía ella por ofrecer. La separé de mi verga y le ordené que se quitara el Jean qué llevaba puesto, ella de manera obediente lo hizo y el aroma de su sexo empezó a inundar el carro, era intoxicante y hacia que mis ganas aumentaran más y más, corrí el asiento hacia atrás, hasta donde más pudiera, levante una de sus piernas como pude y la acomodé para de tal manera que su vagina quedara a mi disposición. comencé a besar su entrepierna y poco a poco me acerqué a su monte de venus, y con la primera lamida sentí el sabor de su deliciosa vagina, se me hizo agua la boca, quería poder quedarme ahí toda la noche.
Lamí poco a poco toda su vagina, sus labios, la entrada de ella, jugué y jugué mientras sentía como se humedecía más y más su vagina. Sus gemidos aumentaban con cada roce. Su respiración cada vez más agitada y mi lengua juguetona recorriendo cada centímetro de su vulva. Jugué hasta encontrar su pequeño botoncito de felicidad, y al rozarlo pude sentir como estremeció su cuerpo entero y su suspiro hondo me lo confirmó más, había llegado al lugar donde puede sentir más placer. Me dediqué a seguir acariciando su clitoris con mi lengua, en distintos movimientos, distintas velocidades y con distintas partes de mi lengua. Aprovechaba para pellizcar de a poco sus pezones mientras lo hacía. En el momento que consideré más correcto introduje dos dedos de mi mano izquierda dentro de tu vagina. Una vez más, el gran suspiro me indicó que iba por el camino correcto.
Al mismo tiempo que entretenía su clitoris con mi lengua mis dos dedos empezaron a jugar dentro de su vagina. Acariciando sus paredes vaginales. Estaba completamente empapada, húmeda y con cara caricia nueva sentía como todo se contraía y apretaba mis dedos. Pude ubicar con facilidad el punto corrugado en la parte superior de su entrada. Todos sabemos cual es, el que parece la parte superior de nuestro paladar y comencé a estimularla más y más. Me desprendí de su clitoris y fui subiendo por su abdomen, una vez más jugué con sus senos, seguí mi rumbo y la besé. Todo esto sin retirar mis dedos de su interior.
Vi su cara de placer, esa cara que hasta las mujeres más tiernas demuestran, esa mezcla de maldad, placer y rentandote a que des más. Sacó mi lado más dominante y con mi mano derecha la tomé de su cuello, la ahorqué y seguí con la estimulación de mis dedos dentro de ella. Aceleré el ritmo mientras la miraba fijamente... Mas y más rápido, con más fuerza sus gemidos llenaban el carro, hasta que su quejido final, sus espasmos musculares, su respiración agitada y cansada... Una sonrisa se dibujó en su rostro, su orgasmo había llegado.
No podíamos quedarnos mucho tiempo ya que era tarde, bajé un poco las ventanas para que se empezaran a desempañar. Hablamos un poco poco más con uno que otro beso por aquí y por allá. La llevé a casa y de regreso volví a sentir su olor y claro, mi mano izquierda aun conservaba el aroma de esa hermosa mujer. Espero les haya gustado