Guía Cereza
Publicado hace 5 días Categoría: Poesía erótica 105 Vistas
Compartir en:

Ese sonido resonó en su cabeza con un eco que solo había escuchado una vez en su vida.

Muchas madrugadas, esperaba apacible en su cama a que retumbara la puerta.

Algunas veces, cerraba sus ojos y proporcionaba una apariencia de dormitar tranquilamente, solo mientras se iba el cuerpo con el que había pasado una noche más.

Otras veces, tras encuentros furtivos, desbordados de ardor, energía y fuerza, terminaba sucumbiendo a un sueño reparador, para encontrarse sólo en la cama al abrir sus ojos la amanecer.

Su edicto consistía en no repetir cuerpos. Se lo prohibió, después de regocijarse alguna vez en las mieles del amor, ese que le caló los huesos y que según él, le jodió la vida.

Ese precepto lo convirtió en esa lealtad hacia lo que él mismo había decidido para sus noches.

Siempre quedaban rastros de ellas en su apartamento, como piezas de muchos rompecabezas que jamás encajarían.

Algunas veces eran rastros de pintalabios en los vasos de vidrio de la noche anterior con restos de licor, otras veces eran cabellos de muchas formas y colores en el suelo, en ocasiones eran los olores de perfumes en las sábanas o en los muebles donde se dió el encuentro, incluso muchas veces eran bragas como puestas a propósito en diferentes lugares de la casa y hasta algunas notas en el buró con números de contacto para acordar otros encuentros.

Esta vez, no había nada, absolutamente nada.

Es como si ella se hubiera tomado el trabajo de no dejar ni una sola huella de su paso por aquel lugar.

Él, se encontró sorprendido buscándola desesperadamente en algún rincón, con una necesidad incesante de algo de ella, de cualquier cosa que la trajera al presente.

Tal vez todos esos rastros siempre le daban a su ego, esa dosis de pertenencia, de reafirmarse que ellas habían sido suyas, y esta vez, no había nada.

Se derrumbó agobiado, sin comprender por qué se sentía así, finalmente había sido una noche como cualquier otra. ¿O no?

Hasta ese momento, sólo recordaba su cuerpo, sus curvas, sus senos perfectos, sus caderas afines, sus piernas tersas y lo que había sido una noche más de sexo. Hasta que su memoria le trajo el recuerdo de sus ojos y más allá de eso, de su mirada. Y sólo en ese momento lo entendió.

En ella, en esa mirada profunda había encontrado algo, y supo que hubiera sido mejor haber aceptado ese primer "no", que salió de parte de ella en la barra de aquel bar, pero su insistencia lo llevó a tomar la decisión que nuevamente le jodería la vida.

Encogido en su soledad, se resignó a la idea de que ésta vez, ese sentimiento de amor fugaz, no dejaría más vestigio que el recuerdo de una cautivadora y enigmática mirada detrás del hermoso color se sus ojos...

Cavilaciones de una nefelibata. Dita.

08 de mayo 2025

Publica tu Experiencia

🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!

Nuestros Productos

Mario'S Dream

CEREZA LINGERIE $ 160,230

Set Alluring

HENTAI FANTASY $ 79,900

Honey Bones

CEREZA LINGERIE $ 139,930