Guía Cereza
Publicado hace 22 horas Categoría: Sexo con maduras 157 Vistas
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Ya he contado que a Claudia la conoce gracias a Nico, y gracias a esta pagina claro esta. Hoy me gustaría contar cómo fue la primera vez que estuvimos solos, sin la presencia de Nico.

Ya en este punto nos conocíamos bien, nos habíamos visto varias veces, tanto con Nico como con sus amigos, visitas llenas de morbo y sexo, en las cuales Claudia siempre encontraba la forma de disfrutar y de sacarme hasta la ultima gota.

Jornada a jornada, me insistía en que quería mas de mi, que no quería compartirme, que le encantaría que los únicos ojos sobre su cuerpo fueran los míos y que mi piel solo respondiera a ella. Lo hablábamos bailando, besándonos y en la mitad de los orgasmos, pero parecía que quedaría en eso. No hablábamos fuera de su casa, los mensajes eran escasos y casi siempre eran invitaciones. Por eso me sorprendió mucho una tarde en la que escribió solo para hablar. Estaba sola, al parecer Nico había salido de la ciudad, me conto que estaba haciendo, como había sido su semana, hablamos de muchas cosas esa tarde, fue muy divertido y aunque deseaba que me diera luz verde para visitarla, algo lo impidió, tal vez no estaba segura, no lo se, aun así, fue una charla genial.

Al día siguiente, yo estaba distraído en mis cosas, en mi casa, cuando me volvió a escribir, esta ve el mensaje fue corto y claro: Nico quiere que vengas, puedes? Todo se me hizo raro, se supone que estaba de viaje, pero bueno, no es facil para mi resistirme a ver a Clau, al final se pasa muy bien con ellos. Me aliste rápido, tome el taxi y llegue, me anuncie y al abrir la puerta, me recibe Clau en un baby doll negro precioso, apenas delineando sus tetas hermosas y dejando ver en totalidad sus piernas coronadas por una tanguita. “Ufff que rico lo que me voy a comer” pensé, y se que lo notó porque de inmediato me dio un beso largo en la boca, me invito a seguir, había musica y unas cervezas en la mesa. “Y Nico?” pregunte mientras tomaba asiento en el sofá que tantas veces salé, “Nico no esta, estamos solitos” me dijo con la cara mas picara que le había visto a esta mujer… parece que no quiso invitarme sin antes saber que pensaba Nico, no se se en que términos, pero aceptó y Clau no desperdicio el tiempo. Estaba entonces yo sentado frente a esta mujer, divina en su lancería, con fuego en la mirada “Por fn te tengo para mi solita” y acto seguido se sentó en mis piernas frente a mi besándome intensamente, con su lengua golosa pasando por toda mi boca y sus manos agarrándome el pelo, yo mientras tanto, agarraba su culo, ala cercaba a mi bulto y apretaba con deseo.

Al notar que empezaba a rozarse contra mi pantalón, la abrace por la cintura, los besos se interrumpían por gemidos, por jadeos, levantaba la cara y expone su cuello, el cual mordisqueaba suave mientras bajaba a besar esas enormes tetas que me mataban, las besaba, las mordía mientras la abrazaba por la cintura y la pegaba mas a mi, ella incrementaba el ritmo y empezaban su groserías, esas que le salina perfectas cuanto mas arrechaba estaba. Mi  verga estaba durísima, así que ella se levanto y me quito la camiseta de un tirón y el pantalón me lo bajo con hambre, me sobaba la verga sobre el boxer, lo miraba con deleite y lo bajo con la brusquedad que da el anhelo. Se tempo nuevamente, ahora mi verga rozaba su tanga, la cual ya se sentía húmeda, mi cuerpo desnudo contra el suyo, el calor aumentando, mis manos inquietas entre sus tetas y sus piernas, metiendo en ocasiones mi dedos en su boca, solo para empezar a correr su tanga y que mi verga empezara a encontrar su lugar.

Se levantó, giró y abrió mis piernas, puso su culo en mi verga y empezo a sobar y sobar, no odia más, de seguir así me vendría en sus nalgas, en su espalda, pero eso no es lo que ella quiere, Claudia es una mamadora dedicada, excelsa, así que entendió los tiempos, se recostó en el sofá, posó su cabeza en mis piernas y mirándome la cabeza del pene exhalo un “te voy a comer todito”... su boca es un lugar celestial, chupa y lame como pocas, en éxtasis, solo me quedaba estirar mi mano para masturbarla con mis dedos ¡calientita y mojadita! nos divertíamos como nunca, cada vez que se atragantaba le pegaba una nalgada, dura , de esas que le enrojecen sus blancas nalgas… la mamada seguía, ensalivada, furiosa, esta mujer quería mi leche, nada la detendría, llegó ese pequeño espasmo,ese que ella entiende perfecto y se mandó toma mi verga en su garganta, yo temblaba, salían los chorros y ellas los atrapaba todos, ninguna gota salió de su boca, me desgonce en el sofá, deleitado, sonriente, mientras le sobaba la cabeza a esta máquina de mujer, ella, se levantaba sonriente, limpiando sus comisuras, mirándome con deseo, tomó un sorbo de cerveza y me beso nuevamente, no hacían falta palabras, mandó su mano a mi verga, acariciándola, preparándose, yo seguía dedeandola, sintiendo su excitación, al tiempo que me ahogaba en sus tetas, eufórico “Vamos a la cama?” me dijo, “no, me gusta comerte en tu sala, ojala y alguien nos vea”, las cortinas estaban abiertas, no nos dio tiempo de preparar la privacidad, sintió temor, lo sé, pero estaba mas arrecha que consciente, se rió y me beso. Mi verga estaba incorporándose, así que se trepó y empezó a contonearse para que su chochita la mojara y la siguiera endureciendo, yo seguía entretenido en sus tetas, grandes, generosas, deliciosas. El sonido de su respiración, las groserías que la excitación le inducían me tenía al límite, la cabecita rojisima, ella lo supo, la tomó y se sentó violentamente en mi verga, ese roce de su tanga mientras entraba, fue brusco y delicioso, ese pujo y gemido cuando entró toda, aún más, así que el segundo acto empezaba, Claudia cabalgaba la verga que anhelaba, se movía como una diosa, con deseo, con dedicación, nadie como ella para deslechar a un hombre, yo le seguía el ritmo, la nalguear, apretaba su cuello con la fuerza necesaria para que supiera que aunque ella me montaba, yo la dominaba. El sofá sonaba durísimo, se iba a romper, quisiera decirles que había tiempo y creatividad para mas poses, pero esta era perfecta, ella me miraba a los ojos, mientras yo la besaba y lamia, mientras la sujetaba del cuello y mientras mi verga le entraba enterita, ese vaivén de las caderas de claudia es mágico, se escuchaba la excitación, lo jugosa de su vagina, se escuchaba como cada centímetro que entraba la mataba.

Sus manos pasaron de mis hombros a mi pecho, sus uñas se enterraron, sus ojos se cerraron y las groserías aumentaron “Jueputa, jueputa si, si si, mas , mas adentro, si, si rómpeme malparido” decía mientras apretaba los dientes, de repente estiro los brazos mientras apoyaba sus manos en mi pecho, arqueo la espalda y soltó un largo gemido! quedo inmóvil dos segundos, así que aproveche y agarrando sus nalgas le di las ultimas embestidas para que pudiera sentir aquel chorro calientito que le faltaba. Delicia, simplemente una delicia, se dejo caer sobre mi, la abrace y pude sentir como se deslizaba mi leche por mis huevos aun con mi verga dentro de ella, estábamos agitados, recuperamos el aliento, me dio otro largo beso, se levanto y se fue a la cocina “quieres agua?”, acento, y salió de la cocina, completamente desnuda y con un vaso de agua “Recupérate que el postre es culito”...

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🍒 Pregunta Cereza

“Lo más excitante que me han hecho sin quitarme la ropa…” A veces lo más erótico no necesita piel desnuda ¿Qué fue lo más excitante que te hicieron sin tocarte directamente? ¡Cuéntanos!