
Compartir en:
Llevaba tiempo en una relación estable y, después de algunos años, volvía a sentir la necesidad de algo novedoso que me sacara de la rutina .
Hacía algún tiempo estaba pensando en Marcela, una mujer que conocí hace algunos años y con quien mantenía algún contacto esporádico. Iba a tener un viaje de negocios a Medellín y quería verla, el sexo con ella es realmente de otro nivel y lo necesitaba, estaba deseoso de poder vivir unos días de escape a la rutina.
Ese día que llegué a la ciudad era lunes y debía trabajar toda la semana, pero iba a tener un fin de semana para estar libre y la llamé, hacía años que no nos veíamos pero la conversación fue fluida desde el inicio, es una de esas mujeres seguras y directas y eso me encanta de ella. Le dije que quería verla, que hacía tiempo que no pasábamos rato juntos y que venía de muchas semanas de trabajo duro, que quería un fin de semana de desahogarme y que quería que tuviéramos una fiesta en una finca en Santafé de Antioquia. Yo sabía que esa misma semana iba a estar mi amigo Felipe en la ciudad y ya tenía cuadrado con él ir a su finca y hacer una fiesta. Marcela me dijo que iba a cuadrar algo de su trabajo y que me confirmaba, que le gustaba mucho la idea, pero quería que también fuera su amiga Adriana. Adriana es una mujer particular, es de esas mujeres devora hombres, desde que te saluda te mira con ganas de comerte, tiene una personalidad arrolladora y es la que incita a Marcela a dejarse llevar por la fiesta y a que se la pase muy bien.
Marcela es blanca, con cabello castaño, de unos 1.60 de altura y gruesa, tiene unas tetas grandes muy bien puestas, naturales, tiene una cintura gruesa pero marcada y un culo grande y bien trabajado. Me encanta su cara, parece una muñequita y tiene unos ojos verdes hermosos, su sonrisa siempre pícara y lo que más me excita es su voz, es algo ronca como gatita y con ese acento paisa de mujer maldadosa. Ya me la había comido unas seis o siete veces para ese entonces, siempre en años en los que anduve viviendo en Medellín o de viaje.
Adriana era diferente, una trigueña salvaje, con el pelo negro largo y liso, un poco más alta que Marcela y más delgada, tenía tetas pequeñas y una cintura muy marcada con buenos abdominales, un culo espectacular de esos duraznos redondos que se notan al instante y siempre le gustaba estar vestida muy sexy, además le gustaba la fiesta y, como decía Marcela, era una adicta al sexo. Nunca le conocí pareja y cuando me crucé con ella siempre quise comérmela, pero nunca se había dado la oportunidad.
Felipe andaba con una mujer, no la conocía, pero me dijo que iba a ir con ella para que tuviéramos una buena rumba, me pidió llevar a mis amigas en el carro de su hermano y que él llevaba a su amiga en el suyo.
Marcela me confirmó el jueves que iba a ir y que Adriana obviamente había dicho que iba, la cosa pintaba muy bien. Salimos el sábado en la mañana de Medellín para Santafé, y ese día conocí a Sara, la mujer con la que andaba Felipe.
Sara tenía una cara muy bonita, un cuerpo atlético, alta y con tetas operadas y con un culo bien redondito y marcado. Era muy extrovertida y animada. Iba vestida con jean, y camiseta y tenía una gorra y gafas y eso me hizo pensar que quería tener la oportunidad de tenerla para que me lo chupara mientras las usaba. Me quedé pensando si Felipe me iba a dar la oportunidad de tener sexo con Sara, no sabía exactamente que tan seria era su relación. Sara estaba muy emocionada del plan y de la finca, de lo ricas que eran las fiestas allá y de que quería llevar buen licor. Y eso hicimos. Compramos licor, gomitas de marihuana y comida para el fin de semana.
En el carro conmigo iban Marcela y Adriana, ambas olían delicioso, las recogimos luego de comprar las cosas con Felipe y Sara. Cuando había ido por cada una se notaba que se habían bañado y arreglado y estaban muy lindas. Hacía rato no veía a Marcela, pero me saludó con un buen beso, muy caliente y mojado y me dijo “Juan que rico verte, tenía muchas ganas de que nos encontráramos”, estaba de jean, y con una camisa de tiritas, siempre que la veía así me empezaba a excitar, porque tiene un culo grande que se marca muy bien y como es tetona y luce esos escotes grandes siempre recuerdo lo suave que son sus pezones, y lo mucho que disfruto de lamerle las tetas. No veía la hora de tenerlas en mi boca.
Luego cuando fuimos por Adriana estaba con mucha energía y con una faldita que dejaba ver sus intenciones, era cortica de tela verde y le marcaba un culo paradito. Tenía una camisetica corta, se le veía el abdomen y ombliguito, estaba muy tonificada, y se notaba mucho su bronceado y sobresalía las marcas de la tanga. Todo pintaba muy bien y yo ya tenía ganas de comenzar la fiesta para darle rienda suelta a lo excitado y cargado que andaba.
En el carro hablamos de cómo veníamos los últimos días, yo le conté a Marcela en lo que andaba y de los viajes que tuve recientemente por trabajo. Ella me comentó de los problemas que andaba teniendo con su pareja, con la cuál llevaba muchos años y con quién ya tenía hijos, pero estaban separados y volvían por temporadas. Marcela y Adriana en general tenían problemas para mantener relaciones estables por su estilo de vida, ya que seguían siendo muy rumberas y además eran muy fogosas, y eso le costaba a algunos hombres. Cuando conocí a Marcela unos años atrás y tuvimos nuestros primeros encuentros fueron muy candentes, le gusta tener sexo mientras consume drogas y le gusta ser arriesgada, tener sexo en sitios públicos y pasarse horas en la cama, te deja completamente agotado, es insaciable y ese voltaje no va con todas sus parejas, o no por mucho tiempo.
Durante el recorrido les conté de Felipe, que era un amigo de toda la vida, con una finca muy bonita y que las rumbas con él eran muy buenas, además les dije que llevaba una amiga que me pareció muy atractiva. Ahí Adriana me comenzó a preguntar más en detalle que me gustaba de las mujeres y cómo me gustaba el sexo, y la conversación se empezó a poner caliente. Le dije que quería un buen fin de semana y que me gustó mucho Sara, que viéramos si se animaba a un trío o algo similar y ellas quedaron fascinadas con la idea. Se volvió su meta que tuviéramos sexo con ella.
Llegamos a la finca y pusimos buena música, reggaetón para enfiestarnos y comenzar la rumba. Las mujeres fueron a arreglarse y en vestido de baño eran de otro nivel: gatas calientes y muy sexys.
Marcela tenía un vestido de baño muy pequeño para el cuerpo y las tetotas que tiene, estaban muy apretaditas y se veía deliciosa. El culo espectacular en una tanguita blanca muy pequeña, ya se lo conocía muy bien, pero se notaba que le estaba dando al gimnasio. Adriana estaba riquísima, un vestidito de baño naranja de una pieza y tenía un culo muy rico, redondo y paradito. Por último, me sorprendió Sara, ya la había estado observando desde que fuimos a mercar, pero en vestido de baño se veía mucho mejor, las tetas operadas muy bien, medianas y redondas y un culo también bien trabajado, además de un piercing en ombligo que me ponía a mil.
La fiesta se fue animando, el reggaetón se prestaba para ver a esas hembras bailar, en especial Adriana que se movía muy bien y tenía ese culo a todo dar y hacía movimientos muy calientes. Yo ya tenía una erección descomunal y se me notaba bastante en la pantaloneta. Sara había estado durante un rato besándose con Felipe y luego se fue a traer las gomitas para que comiéramos todos. Yo por mi parte había estado con Marcela, me daba trago y me besaba y notaba como se me acercaba para sentir mi erección. Bailamos bastante y comenzamos a estar muy calientes, ella muy prendida y tenía ganas de que la sintiera toda. Hubo un momento en qué comencé a besarla y tocarle el culo y ella comenzó a restregarse al ritmo de la música. Adriana estaba en su mundo y la veía bailar y tomar, tenía el pelo alborotado y se veía muy sexy, Felipe estaba embobado viéndola y comenzó a acercarse para bailar con ella. Yo sabía que si Adriana comenzaba a coqueterale, iba a ser difícil que se resistiera, además ya había estado en fiestas así con Felipe y sabía que quería comerse a varias y entonces vi que podría ser un momento para que tuviéramos algo más grupal. Yo estaba pendiente de que llegara Sara con las gomitas, para poder leer bien el momento y definir si lo de ellos era más serio o si iba a tener. En cuanto llegó, vi que no hubo tema con que Felipe estuviera tan cariñoso con Adriana, entonces todos comimos gomitas y seguimos la rumba con más música y trago y yo ya sabía que iba a estar muy buena.
Al rato de andar ya tomando y enfiestados, Marcela ya estaba muy prendida y como andaba muy pegada a mi ya la comencé a besar en las tetas, ella se dejó y comenzó a tocarme por encima de la pantaloneta para sentir mi verga. Yo ya la tenía a reventar. Entonces Sara también se acercó, yo ahí aun dudaba si estaba fuera de límites, pero como veía que Felipe seguía muy pegado a Adriana, me animé a tocarla también.
Sara tenía unas tetas muy ricas y duritas y ya estaba muy excitada con la situación, porfin la pude besar y me dejé llevar por estar con ellas, al tiempo que veía como Felipe empezaba a acariciar a Adriana cada vez más y más. Finalmente Felipe le hizo a un lado la tanguita del vestido de baño a Adriana y la comenzó a tocar, nos miraba a mi y a Sara y eso lo tenía a mil y Adriana que es una gata endiablada y ama el sexo estaba en su mundo, le restregaba ese culo perfecto mientras le bailaba y Felipe la masturbaba, yo le vía esa cuquita depilada como recibía dedo y ella se doblaba hacia atrás y para sentirlo. Yo los veía y ya tenía la verga durísima. Marcela me estaba besando riquísimo y Sara ya estaba caliente, la movió un poco y como una maestra en el tema me bajó la pantaloneta, liberando mi verga ya en una erección enorme y comenzó a darme una mamada espectacular. Era lo que llevaba deseando desde la tarde, ver esa carita de niña mala de Sara mientras se metía mi verga y me chupaba hambrienta.
El ambiente estaba a mil y yo sentía la boca caliente de Sara como me daba placer, me subía por la verga con su lengua y me miraba con esa carita de traviesa y me hacía sentir corrientazos. En ese momento veía que Marcela se quitaba la parte de arriba del vestido de baño para liberarle las tetas,y ahora si se las empecé a chupar y hacerla gemir delicioso, mientras Sara seguía dándome placer con su boquita, ya la tenía ya babosa y mojada, y estaba llegando al límite, así que la puse de pie y también la giré para empezar a meter mis dedos en su cuquita depiladita. Estaba muy mojada y mis dedos se deslizaron muy fácilmente, ella me los recibió con gusto y gimiendo, y Marcela se nos pegó a acariciarnos y así comenzamos a estar los tres entre besos y caricias mientras les terminaba de quitar las tanguitas para ver sus cuerpos ya dispuestos a todo.
Por su parte Felipe ya había puesto en cuatro a Adriana en una de las sillas y le estaba lamiendo esa cuquita y ese culo que lo elevaba como una experta, como gata en celo, se ofrecía y se movía al sentir que le daban lengua con ritmo. Ver a Adriana así me tenía loco, que hembra para verse buena en esa posición, ese culo era un monumento y Felipe estaba dándole lengua a esa ricura. Yo seguía masturbando a Sara y ya quería meterle la verga, la comencé a besar intensamente y sentía como recibía mi lengua y se me pegaba con ganas para sentir mi erección.
Marcela me miró con lujuria cuando me puse a su lado y mientras tanto jalaba a Sara de la mano para acercarla a la silla.
Me senté y puse a ver a Sara hacia Marcela y la senté en mi verga. Su cuca la recibió inmediatamente, estaba muy mojada, se sentía caliente y suave y comenzó a darme sentones mientras gemía intensamente. La escena era completa ahora, yo le daba verga a Sara mientras Marcela nos veían deleitada y en la silla del lado Adriana comenzó a hacer lo mismo, darle sentones a Felipe mientras miraba como las tetas de Sara rebotaban una y otra vez. Era lo que venía esperando desde el carro, que se diera la oportunidad de tener un polvo con todas. Estuvimos dándoles así un rato y yo comencé a sentir ya que me iba a explotar, entonces paré a Sara para descansar un poco, y darle el turno a que se me acomodara Marcela. Con Marcela sé como es el ritmo, tiene un culo más grande y se mueve de manera lenta y muy experta, comenzó a gemir y a decirme lo rico que sentía mi verga y que le agarrara las tetas. Se ve que tenía ganas de sentirme desde hacía rato y ya también tenía juguito en los muslos de tanta excitación y de tanto que se había estado masturbando mientras veía a Sara recibir placer cuando le estaba dando. Le di con ganas y ya sentía como me iba a venir, me daba sentones deliciosos y gemía de placer al tiempo que veía como Felipe le seguía dando verga a su amiga Adriana que se cogía el pelo y se le veía ese cuerpazo bronceado arquearse como una diosa. Estuve unos pocos minutos así y no aguanté más, me vacié y le llené esa cochita rica y rosada a Marcela mientras Sara nos miraba con una sonrisa.
Marcela se paró y fue a besar a Adriana, vi como Adriana estaba por llegar al orgasmo y cómo se regocijaba encima de Felipe, que ya estaba como loco dándole con toda. Finalmente Felipe terminó, dándole toda la leche en un gemido y Adriana se bajó luego de llegar a un orgasmo muy rico que vi embobado, estaba empapada en sudor y se veía extasiada.
Yo estaba agotado y me paré a tomar algo mientras todas se limpiaban, se reían y volvía a tomar. Felipe se quedó recostado feliz después de tener a Adriana toda para él. Y creo que tanto trago y ese polvo grandioso lo dejó fuera de combate.
Borrachas, y con toda la euforia después del sexo se pusieron a bailar desnudas y seguir tomando, y yo me quedé sentado un rato viendo ese espectáculo y feliz de haberme comido a Sara, y volver a sentir esa cuca de Marcela que siempre me hace llegar a placer infinito.
Luego de un rato me paré y me pegué a ellas a bailar, ya tenía ganas de seguir la faena y ver ese espectáculo de mujeres ardientes me había ayudado a recuperarme pronto. En medio del baile las besaba, me iba rotando entre ellas, y las acariciaba. En un momento Sara se movió para dónde Felipe y como estaba medio dormido lo comenzó a acariciar y a mamárselo, dijo que había quedado con ganas de más y que no era hora de dormir. Yo comencé a besar apasionadamente a Adriana, esta era la oportunidad de tenerla, le llevaba ganas desde hacía mucho, Marcela sabía e incluso habíamos tenido planes para estar con ella, pero no se había dado. Esta vez quería tener mi verga en ella y me sentía excitado y deseoso de seguir. Marcela la arrastró a la cama y se abrió de piernas para ofrecerle la vista de su conchita, palpitante, carnosa, lista para que le diera lengua y Adriana se lanzó como loca a comerse ese manjar. Yo sabía que ellas comparten mucho y tienen sexo constante, les gustan los juguetes y participar en eventos swinger, pero esta era la primera vez que las veía y podría tener la oportunidad de estar con las dos.
Me puse por detrás de Adriana que me ofrecía esa vista de su culo y su cuca abierta, ella ya esperaba mi clavada, se le notaban las ganas y la ansiedad por recibirme, y yo me acomodé para metérsela toda. Estaba ya mojada y me recibió muy caliente y húmeda, pero más estrecha que Sara y Marcela, se sentía muy rico y empecé a bombearle mientras veía la escena de cómo Marcela recibía placer de la boca de Adriana y la hacía gemir posesa. Le daba duro, le metía toda la verga y mis guevas rebotaban en ese culo que levantaba arqueada para recibir el máximo placer. Alcancé a ver que Sara levantó a Felipe luego de mamárselo y se lo llevó para la pieza, creo que ya querían darse más intimidad. Pero nosotros tres nos quedamos en la silla, yo le seguí dando a Adriana unos minutos más y vi como Marcela llegó a un orgasmo delicioso a lenguetazos y yo sentí un corrientazo gigante antes de vaciarme en un gran gemido y darle toda mi leche a Adriana y sentir como me vaciaba en ese monumento de mujer. Fue un orgasmo intenso para los tres al cual nos entregamos con todo.
Finalizando nos quedamos acostados un rato afuera en medio de besos pasando la traba final y descansando para luego seguir la rumba más tarde.
Siguió un fin de seman de fiesta y sexo delicioso, para no olvidar.






