Esto sucedió el martes 11 de julio de 2017 en un reconocido bar swinger de la ciudad de Cali.

Previamente me había contactado con Jota, quien tiene una mujer espectacular, no sólo por lo atractiva sino por lo complaciente en la cama. A ella la llamaremos Pao. Hace rato tenía deseos de volver a culearmela, por lo que le escribí a Jota por el whatssaap. El me dijo que estaba fuera de la ciudad y que llegaba a eso de las 6:30 de la tarde. Me dijo que escogiera un bar swinger para llevarla. Hay que anotar que a ellos les gusta los gangbang.

Le dije a cuál iríamos, yo quedé de llegar a las 7:30 p.m. Y ellos un poco más tarde. Cuando estuve en el sitio, le escribí de nuevo a Jota. Este me dijo: "hablate con otros hombres, deciles que va a ir una hembra bien culeona". En el sitio había dos parejas y tres hombres, dos de ellos jóvenes. Les comenté a esos dos jóvenes.

A eso de las 8:00 de la noche llegaron Pao y Jota. Ella vistiendo una falda larga, muy sexi. Sin perder tiempo, nos sentamos en el bar, ella en el centro, el marido a un lado y yo al otro. Los jóvenes merodeaban.

En un momento, y mientras la dama tomaba ron, el marido dijo que iba a ver si el carro había quedado bien parqueado. Ese momento fue aprovechado por uno de los jóvenes para ocupar el puesto dejado por Jota. El joven, apuesto, empezó a decirle cosas al oído y ella sonreía. Es una mujer de unos 38 o 39 años, muy hermosa. Yo mientras tanto, comencé a acariciarle las piernas. Al rato nuestras manos estaban sobre su espalda, sobre sus senos y nuestros labios se posaban en su cuello. Ella metió la mano en las toallas que nos cubrían y empezó a acariciar nuestras vergas, a sobarlas con delicadeza. Yo por mi parte, empecé a hurgar en su delicioso horno de amor, tocándola por encima de los pantys. Ahí nos dimos cuenta que traía unos pantys muy sexis y que sus tetas estaban con unos sostenes que más que tapar, invitaban a las más procaces pasiones. 

Cuando llegó el marido, la encontró con dos vergas en sus manos y con unos hombres manoseandola toda. Aproveché para besarla en la boca y ella respondió con tibieza y pasión a la caricia. 

Uno de los jóvenes la sacó a bailar y en la pista le subía la toalla y le acariciaba impúdicamente ese precioso culo, mientras le besaba el cuello. El otro joven desapareció de la escena.

Cuando volvió a sentarse, el cornudo de su marido se alejó del lugar que ocupaba y lo cedió al joven. Entonces comenzamos el ataque en forma. Ella abrió esas preciosas piernas e inmediatamente yo me arrodillé a buscar ese hermoso clítoris. Lo succioné, lo lamí, lo besé, mientras que ella con placer me sostenía la cabeza y a veces la apretaba en señal de máxima lujuria. Yo abajo, en mi labor de minetero me desentendí de lo que ocurría con sus tetas y con su boquita de chupona, pero por lo que escuchaba, me daba cuenta que esos deliciosos y carnosos labios chupaban con ansiedad suprema la verga del joven afortunado. Entonces era una sinfonía de lamidas, ella a la tiesa polla de su joven amante y yo a esa crica húmeda y ganosa. Allí ocurrió su primera corrida, abundante y generosa en líquidos para mi sed de morbo.

En la pausa, antes de la penetración, el joven hundió dos de sus dedos en la tibieza de su túnel, buscando el punto G, y friccionó hasta que la putiesposa de Jota se corrió como una posesa, inundando mi boca y mi cara con el squirt más delicioso que haya probado. Para resumir, este joven, con esa habilidad la hizo correr con sus pródigos dedos unas cinco veces allí en el mueble de ese bar. Y esas cinco veces eran intercaladas con la culeada que le pegué. Porque apenas ella se corrió la primera vez, mi verga se hundió en su raja mojada y empezó el movimiento de pichar hasta que estuviera bien satisfecha. Ella mientras tanto mamaba la polla del joven. La posición en que la penetré era la misma en la que le hice la miné, es decir, ella sentada en el mueble.

Descansé un rato. El le hizo dos squirt más, yo bebí esos deliciosos líquidos que salían como un manantial de su chocha linda y ella gemía de placer intenso.Entonces la acosté en el mueble y le día otra sesión de culeo, ella bocarriba, recibiendo mi mástil, con sus piernas abiertas y montadas sobre mis hombros y su boca de puta recibiendo dos vergas, una a un lado y la otra al otro lado del mueble y con un gesto infinito de éxtasis. Otros hombres se fueron acercando y ella los masturbaba.

En ese momento, el cornudo decidió que fuéramos a un sitio más tranquilo, a uno de los cuartos que quedan en el segundo piso. Así fue. Nos encerramos los tres con ella (su cornudo, el joven y yo), llevamos suficientes condones y a tirar se dijo. En la cama circular, el joven le hizo aproximadamente unos 15 squirt más, unos de ellos los recibía en mi boca, otros inundaron completamente la cama, y allí, sobre esa cama inundada, volví y me ensarté a la muy putita, que abría quedamente su deliciosa boca para gemir, para decir que le gustaba mucho, para pedir más y más. El joven le ponía la verga en la boca y con ese acto acallaba los deliciosos gemidos de la bella dama.

Me la piché en varias posiciones, de lado, ella bocarriba, en cuatro, y en los intervalos había sesiones de squirt, que ella lanzaba generosa y que significaba las más delirantes corridas. Cuando ella estaba en sus sesiones de squirt y yo no estaba recibiendo sus efluvios en mi boca, le ponía la verga en la boca para que me la mamara o le succionaba esos deliciosos pezones, o se los apretaba, o le metía los dedos a la boca, o la nalgueaba duro y le decia, "esto es por lo puta que eres", "te gusta ser puta?" y ella decía que sí, que le encantaba que se la comieran así. 

Una vez terminado el ajetreo conmigo, se la culeó el joven. Le metió la tranca bien adentro y la hizo gemir delicioso. Ella tenía un  gesto de suma satisfacción. Luego se duchó, el joven la acompañó y nosotros escuchábamos cómo le hacía otro squirt y cómo ella se venía en estertores.

Esa fue una noche sensacional. El cornudo sólo se masturbaba. A eso de las 10 de la noche, me despedí de ellos, ella me agradeció y me dio un beso. 

Como intercambiamos teléfono con el joven, él me contó que salieron del cuarto, fueron al jacuzzi y allí la siguieron, que él se la volvió a culear y que también otro hombre se la tiró y otros la manosearon. Eso es lo que a ella le gusta. Y su marido, bien cornudo, también disfruta.

Es una pareja sensacional.