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AMOR, YA SE QUE DARTE DEL DÍA DEL PADRE. TERCERA PARTE: “Y nos exhibimos, vimos y nos vieron”.

Para contextualizar y poder disfrutar a plenitud la historia, recomendamos por favor leer primero los relatos 1 y 2:

Relato 1

Amor, ya se que darte del día del padre

https://guiacereza.com/experiencias/post/59209/amor-ya-se-que-darte-del-dia-del-padre

Relato 2

Amor, ya se que darte del día del padre (Segunda parte) Nuestra primera vez en un bar swinger

https://guiacereza.com/experiencias/post/61456/amor-ya-se-que-regalarte-del-dia-del-padre-segunda-parte-nuestra-primera-vez-en-un-bar-swinger

Luego de lo ocurrido, mi esposa y yo regresemos a la mesa que estábamos ocupando en ese establecimiento junto a Camilo e Isabel; ellos habían decidido quedarse en el cuarto de amplía cama, mientras nosotros si preferimos tomar aire y un buen trago para la sed.

Era increíble como el ambiente en ese lugar había cambiado tanto luego del show de media noche. Las parejas ya más desinhibidas mostraban sus ansias de sexo, sus ganas de devorarse, develaban todo su placer y complicidad. Muchas parejas tenían ya sexo en sus mesas sin ningún tipo de reparo, algo que para nosotros era totalmente nuevo, pero para nada escandaloso; por el contrario, era bastante estimulante visualmente y excitante orgánicamente. Para ese entonces mi esposa y yo mirábamos las parejas y nos indicábamos con señales cuando alguna de ellas estaba sobresaliendo más que las otras. Ante tales escenas nuestro mejor pasante era seguir tomando aguardiente.

No sé en qué momento mi esposa había metido su mano adentro de mi toalla y se encontraba masturbando deliciosamente mi verga. A veces me la apretaba fuertemente tratando de cerrar el puño de su mano y como buscando que esta explotara con la fuerza que le impregnaba; en otras ocasiones deslizaba su mano de arriba hacia abajo buscando descubrir por completo la cabeza de mi verga, lo lograba y luego iniciaba su camino de nuevo hacia arriba buscando que el prepucio de nuevo la cubriera. Fue un delicioso vaivén que me tenía a mil y que nos sabía a gloria mientras observábamos tantos cuerpos pecaminosos disfrutarse sin taboo alguno.

Mi mano izquierda ya había desprendido la toalla que mi esposa llevaba para que cubriera su cuerpo, la misma solo le servía para que sus protuberantes caderas quedarán aisladas del frio que producía el cuero de los muebles donde estábamos sentados. La mujer que minutos antes se negaba a que le quitara la toalla y mostrara su cuerpo sin vergüenza alguna, se encontraba completamente exhibida mostrando a los presentes cada uno de sus atributos sin remordimiento alguno. Mientras continuábamos disfrutando del espectáculo, mi esposa continuaba masturbándome y yo ya posaba mi mano izquierda sobre sus deliciosos senos; los apretaba, las amasaba; me chupé mis dedos para lubricarlos con saliva y luego pasarlos por sus pezones, los apreté con mis dedos pulgar e índice e inicié un movimiento como quien le sube volumen a su radio, en ningún momento sus pezones se desplazaron, solo eran mis dedos que rozando la piel del pezón hacían tal movimiento de roce. Mi mano derecha también quería ser partícipe de tales maniobras, para lo cual tuve que dejar de mirar las escenas de las otras parejas, hacerme un poco de lado para poder “atender” a mi esposa, dándole la espalda a todos aquellos que minutos antes habían provocado que nuestros cuerpos se incendiaran por dentro. Mis labios no aguantaron la necesidad de besar sus pezones y los dedos de mi mano derecha no contuvieron los deseos perversos de penetrar su vagina. Mi esposa dejó caer su cuerpo sobre el espaldar del mueble y se entregó al deseo. Siguió masturbándome frenéticamente. En ningún momento y bajo ninguna razón su mano dejaba de sostener mi verga. Luego de meter mis dedos en las profundidades de las entrañas de la vagina de mi esposa, sentí algo un poco inusual y con el morbo que me caracteriza decidí sacarlos de inmediato. Saqué mis dedos de su vagina y cual fue mi sorpresa cuando salieron totalmente empapados de su deliciosa humedad y gotereando sin término. Pensé:

- “Parece que a mi esposa le está gustando más este mundo que a mí”. Sonreí para mis adentros y comprendí que sería la primera de muchas locuras en el mundo swinger.

Inmediatamente la penetré decidida y fuertemente con mis dedos medio y anular, mientras con mi dedo pulgar masajeaba suavemente su erecto e hinchado clítoris. Mi lengua no paraba de saborear su areola y mi boca insaciable no paraba de succionar sus tetas, sus pezones. Ella continuaba masturbándome ahora también más veloz. Debido a su posición privilegiada en el mueble y a la entrada y salida sin compasión de mis dedos, susurrando y entre jadeos me dijo al oído:

- “Amor, toda la gente nos está mirando a nosotros”. Respondí también susurrando en su oído:

- “Déjalos que miren, hay que devolverles el favor. Tú también míralos desafiante y provocadora, concéntrate y disfruta como una puta, siente como mis dedos te penetran y hazle saber con tu mirada que lo estás disfrutando”.

Los papeles se habían invertido y no podía voltear a mirar a nuestros espectadores. Sus ojos, para ese momento desorbitados, miraban para todos lados; su vagina estaba completamente inundada de sus fluidos, parecía que naciera un manantial dentro de su interior; sus labios vaginales habían crecido más de lo habitual y se sentían y veían descomunalmente protuberantes; su clítoris continuaba erecto, hinchado y a reventar. Lo anterior, sumado a la rapidez con la que su mano derecha en mi verga me masturbaba y a que había decidido llevar su mano izquierda a masturbar su clítoris, me daba a entender que su clímax estaba más que próximo.

Seguí con mis dedos penetrándola rápidamente, mientras entre sus gemidos ahogados de puta satisfecha me decía:

-“Seguí, seguí, no parés, no vas a parar. Ahhh, ahhh, uhmmmm. Si, si, siiiii”

Escuché en mi oído como mi esposa exhaló su último aliento, vi como su cabeza descansó en el mueble, sentí como sus entrañas aprisionaban y soltaban mis dedos y disfruté a su vagina emanando más humedad de lo habitual (estaba unas tres veces más mojada que cualquier vez que haya sido su pico máximo de humedad).

La dejé descansar en el mueble y saqué con cuidado mis dedos de su vagina. Me volteé para descansar yo también a su lado y poder disfrutar del ambiente. En ese momento pude ver también como las parejas nos miraban y murmuraban en sus oídos, no me importaba nada de lo que dijeran, además no creo que hayan estado hablando nada malo de nuestro espectáculo. Cojo la botella de agua de la mesa, le doy a beber un sorbo a ella y yo me tomo otro.

Minutos después mi esposa va al baño y yo la acompaño. Volvemos a nuestra mesa y brindamos en completa complicidad con un par de aguardientes. Segundos después le pregunto:

-“Amor, ¿Quieres que vayamos al cuarto de fantasías para ver qué está pasando allá? ¿Anímate, vamos a ver qué puede pasar?”. Ella, aún agitada, responde:

-“No amor, yo me quiero quedar acá sentada descansando, ve tú solo, no hay problema.

Me tomo otro aguardiente con mi esposa y brindamos. Dejo la copa en la mesa, me levanto del mueble, le doy un beso en sus labios y tomo camino hacia ese cuarto pervertido y fantasioso del que tantas veces había escuchado y leido historias. Ingreso de nuevo en medio de la gente que estaba allí de espectadora y entre la multitud que derrochan amor en la cama tímidamente logro ver a Camilo y a Isabel, quienes sin dudarlo levantan su mano y me invitan a que me acerque al lugar donde ellos están...

ellayel

Somos pareja swinger

visitas: 2099
Categoria: Voyerismo
Fecha de Publicación: 2020-06-02 18:50:57
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1 Comentario

La descripción es maravillosa, los detalles y cultura me encanta el morbo así,

2022-07-14 08:40:49