‌Deslizaba la noche su perfume a rocio y camelias bajo mi ropa, el insomnio calcinaba como de costumbre mis nervios y mis parpados, a veces lo unico que nos mantiene despiertos es el cafe, el cafe de los ojos de un distante deseo. Y dormir es despertar en la cercanía fugaz de su reflejo en mi conciencia. Como por azar, caí embelesado en sus habitos, en sus secretos. Y dormitaba mi alma, mientras mi instinto deshacía sus miedos, sus ropas caian bajo la fuerza de mis brazos. Me detuve en los encajes seductores que te cubrian apenas el fruto prohibido y te hice desfilar por mi mente, para que cada uno de mis sentidos gozase de tu ardiente existir. Acaricie tus curvas marcadas con mis dedos, con mis labios, con mis ojos, mirando inquisitivamente como una presa en la sabana siendo perseguida por un chita. E hize a un lado el hilo fino que apenas seductor simulaba tapar tus rincones. Y embebido de lujuria te bese dulcemente donde tus nombres no alcanzan a describir quien eres. Y sacie con mis dedos la humedad que tu cuerpo exigia. Tome tus exquisitos senos entre mis manos, y los masajeaste contra mi virilidad humeda y palpitante. Esforzada y sumisa sintiendo el calor y mi ritmo cardiaco desbocado en una ereccion que se metia en tu boca en cada sube y baja de tu cuerpo arrodillado sublevando mis instintos. Te tome del cuello entre salvaje y tierno. Y decidido a entrar en ti, me deslize primero suave y luego violento, mientras succionaba tus pezones. Y en el climax de ambos dispare mi semilla en tu interior al tiempo que las sabanas se mojaban por tus jugos. Y fue la via lactea en tu utero, la galaxia fulminante y tibia de mi semen ardiendo en tu interior. Y te bese los labios y juguetee aun con tu cuerpo. Y escribi en tu cuerpo desnudo frases indelebles. Y recorde otras vidas en tus palabras, y recorri tu taller, y urgue en tus cuadernos, y tus dibujos y tus retratos. Y conocí todo cuanto de ti me provocaba la pasion que ahora admito.