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Era un martes, una tarde que estaba aburrido decidí visitar el parque del barrio. sin querer mi vista tropezó con una mujer joven vestida con una pantaloneta muy apretada y una camiseta corta que le dejaba el ombligo al aire. hacia calor así que era ropa para el clima de ese día.
El parque estaba casi solo. Solo una pareja en la parte central. Yo me senté junto a un árbol de gran sombra. A mis cincuenta años, solía llevar un bastón, aunque no lo necesitara y siempre lo colgaba de mi brazo. Fije mi vista en las piernas de la chica. al rato, debido al calor, ella se sentó junto a mí para buscar sombra igual.
Deje el bastón apoyado en el árbol que estaba entre nosotros. Después empecé a acariciarlo por la parte de la punta. Acariciaba el bastón y no dejaba de mirarla, como si no me importara nada más.
Mi bastón, parecía un consolador grande. Con mis manos daba la impresión de que lo estaba masturbando. La punta del bastón era de goma y redondeada. La chica me observo y su mirada tuvo una sensación extraña. Como si le gustaran las situaciones morbosas, se pasó la lengua por los labios en clara insinuación de que disfrutaba mirar lo que yo hacía.
Tenía las piernas cruzadas y yo no paraba de mirarlas. Seguía jugueteando con mi bastón y poco a poco lo fui acercando a ella. La chica me miraba a los ojos, sorprendida. De forma atrevida acerque la punta del bastón a su pierna, ella solo abrió más los ojos cuando sintió el contacto a la altura de su rodilla. Desplace el bastón de la rodilla hasta su tobillo y después subí hacia arriba. Presione sobre una de sus piernas para que las abriera. Eso es lo que quería, claro. Vi cómo le subió el rubor a la cara como una oleada de calor cuando se dio cuenta. Soy un hombre muy morboso. Ella separo las piernas. Y el bastón, como si hubiera conseguido un triunfo, se movió con rapidez. Enseguida lo deje posado entre sus piernas, justo en su raja. Hice unos cuantos movimientos tratando de meterlo en el medio de su pantaloneta y su pierna sin conseguirlo. Estaba demasiado apretada.
Entonces me incline hacia ella y le pregunte:
—¿Cómo te llamas, guapa?
—Angie Paola.
—Entonces, Angie Paola, quiero que te pongas de lado y te quites la pantaloneta y la tanga para que pueda restregarte este bastón por ese culazo que tienes.
—Usted está loco. Me contesto al instante, pero se quedó sentada
—Ven, Angie, Hazme caso y veras que la pasamos delicioso y luego también si quieres te hago por el culo.
—Déjeme en paz. Dijo de nuevo, pero seguía sentada con sus piernas abiertas
Yo sabía que lo iba a hacer porque le gustaba mucho que le dijera esas cosas. Me había dado cuenta enseguida.
—Te voy restregar el bastón y luego te voy a meter este dedo por el culo y después te lo voy a chupar morbosamente, lamiéndolo, ese culo se merece mi lengua.
—Déjeme tranquila —me dijo, pero se sentó bien y bajo su pantaloneta hasta quitársela, me miraba totalmente excitada.
Mientras ella hablaba extendí mi dedo corazón y me lo lleve a los labios, y lo chupe morbosamente.
—También quiero tu cuquita y tus ricas tetas, lo quiero todo. ¿Lo entiendes, Angie?
No dijo nada, pero se veía cada vez más excitada con mis palabras, mire su tanguita, estaba húmeda y con la boca seca. Me puse de lado, disfrutando la vista de aquel lindo culo sin la pantaloneta. La punta del bastón empezó a hacer circulitos en su ano. Ella apretaba y apretaba.
—Ábretelo con las manos, ese culito lo está deseando.
Mi voz la hipnotizaba, aumente la presión del bastón en su culo. Me desabroché mi pantalón.
—¿Qué hace? —me pregunto.
—Me gusta mucho oler. Verás cómo disfrutas cuando me dejes oler y lamer ese culito —le dije.
—Eres un viejo maldito y cochino ¡
—Sí, sí, mucho. Ahora quiero que te pongas con el culo en pompa, te he dicho que quiero meter este dedo en tu culo, ese culo me está volviendo loco.
El morbo de la situación nos ahogaba. Puso el culo en pompa como le pedía y cerró los ojos.
—Así me gusta, que hagas lo que te digo.
Puse mi dedo justo en su ano por encima de las tangas y empecé a apretar, como si quisiera taladrar su mojada ropa interior.
—Quítatelas.
—No, no, por favor, va a venir alguien.
Hablábamos en susurros.
—Lo haré yo —dije. El agarre fuerte y las rompí —No te hacen falta.
Ella seguía con el culo en pompa y de lado. Puse mi dedo corazón en su ano y se lo empecé a acariciar, primero suavemente, después con más fuerza, se lo metí un poquito, luego un poquito más y más, le comía el culo con el dedo, dentro, fuera, dentro, fuera.
—Viejo pervertido. Decía mientras jadeaba y gemía
—Mucho, Angie.
Tenía dos dedos metidos en su culo. Solo eso, pero ella sentía mis dedos moverse y se excitaba.
Me saqué la verga por el pantalón y le dije —Chúpamela un poquito, Angie, te lo agradeceré, hace rato no recibo una mamada.
Ella estaba aturdida. Me empezó a acariciar la verga con sus manos, la atraje hacia mí, le puse la boca en la cabeza. La fue lamiendo primero de arriba abajo, luego se la metía toda y yo empujaba su cabeza con mis manos. Me vine con un chorro de leche inmensa en su boca, mientras dedeaba su culo en pompa. había sacado los dedos para levantarme y luego acostarme sobre el césped, con mi cara contra su culo. Entonces puse mi lengua en su ano. Me separé un poco y le dije casi sin hablar.
—Te dije Angie que te iba a comer el culo como nadie.
Puse mi saliva en su ano, mi deseo brutal, mi morbo, la culeé con la lengua. entraba y salía. Vi que se ponía a mil, disparaba sus sentidos y gemía fuerte.
Soltó un par de orgasmos seguidos y me detuve
—Y ahora te quiero meter la verga, Angie. Ven a mi lado y levanta las piernas.
—Nos van a ver.
—No te preocupes. Si esa pareja solo se ocupa de ella misma, mira como ella se deja masturbar del novio
La atraje hacia mí. le hice acostarse en el césped bocabajo.
—Con el culo en pompa, Angie querida.
Su culo quedo de nuevo frente a mi cara. Entonces mi lengua empezó a darle lametazos otra vez, le lamía toda la raja del culo, la metía en su ano.
—Mira como tengo la verga para ti —le dije al tiempo que colocaba la cabeza entre sus nalgas y la frotaba en su entrada, la movía de arriba abajo. Ella se había levantado la camiseta y despojado del Brassier. Sus manos acariciaban sus tetas. Sus pezones se habían endurecido y su raja dejaba chorrear muchos jugos vaginales.
puse la punta de mi verga en el botón de su ano. La moví en circulitos y luego aprete un poco. Mi deseo se disparó. El morbo la volvía loca. Miro a la pareja de enfrente, seguían sus juegos sexuales. Cuando vio que la otra mujer le miraba, le guiñó un ojo.
Mi excitación llegaba a la cima, mientras ella se estaba corriendo como una loca, me dijo -me gusta que me digan cosas sucias, dígame cosas morbosas ¡tráteme como puta!
Se la metí hasta el fondo, mis manos ahora estaban en su clítoris, sus dedos se movían y giraban en su vagina y ella veía las estrellas. Yo también estaba frenético, galopaba en su culo al tiempo que le susurraba en el oído.
—Te gusta, ¿eh, putita? Dime que te gusta mucho.
—Sí, sí, me gusta mucho.
Mis dedos hacían su trabajo en su raja, me corrí dentro de su culo como si fuera una llave del agua. La pareja delante de nosotros miraba de vez en cuando y cuchicheaban. A mí ni a ella nos importaba que miraran.
Cuando creí que ya estaba terminado todo, ella mirándome a los ojos me dijo, - métamela de nuevo-- su verga está muy rica-. No lo había notado, pero ahora parecía una ninfómana, de esas a las que les encanta que le den por todos los lados y ver una verga la pone a mil. No lo podía remediar. Volví a penetrar su ano y me corrí dentro de él.
Después nos dejamos caer sobre el césped del parque.
Entonces vi a la mujer de la parejita que estaba delante de nosotros, que se acercó hasta mí.
—¿Señor, me permite chuparle la cuca a su novia? —me dijo.
—¿Me encantaría, y a ti que te parece Angie? —
-Ufffff…deli, dijo la chica acariciándose sus tetas espectaculares.
La otra se arrodillo entre sus piernas y empezó a lamerle la raja con deseo y afán…se veía que no era novata en ello, y Angie comenzó a jadear y gemir muy rico. Unos minutos después se vino de nuevo pero esta vez salió un chorro dulce y dorado de su clítoris …se había meado del placer…
A veces pasan cosas como esa, inolvidables y atrevidas. pero el sexo es así …o no?